La denunciaron por afirmar que Moscú era culpable de la muerte de un soldado.
La doctora Nadezhda Buyanova, de 68 años, ha sido sentenciada a cinco años y medio de prisión tras ser declarada culpable de difundir información falsa sobre el ejército ruso.
La acusación surgió después de que Anastasia Akinshina, madre de uno de sus pacientes, denunciara a la pediatra por hacer delante de ella y de su hijo comentarios críticos sobre la invasión rusa de Ucrania. No se presentaron pruebas concretas que respaldaran las acusaciones, como grabaciones de la supuesta conversación. Y su abogada cree que la denuncia fue motivada por resentimiento hacia los ucranianos.
La conversación ocurrió en febrero en la intimidad de la consulta, pero no con un niño cualquiera. La madre afirma que Buyanova le expresó a ella y a su hijo que el padre del niño -un soldado ruso fallecido en el frente- era un objetivo legítimo para las fuerzas ucranianas y que Moscú era responsable de su muerte. Akinshina afirmó que Buyanova hizo comentarios despectivos sobre su esposo muerto después de que le dijese a la doctora que su hijo de siete años está en duelo por su padre fallecido.
Buyanova trabajaba en una clínica de Moscú, una ciudad que amanece cada día con carteles en los que se ofrece dinero a cambio de marchar al frente a colaborar en la ocupación de territorios ucranianos. El caso ha impactado en los medios de comunicación y también en el ánimo de muchos rusos a pesar de que es habitual la represión del Kremlin contra la disidencia en este tema. La viuda del fallecido líder opositor Alexei Navalny, Yulia Navalnaya, denuncia que Buyanova se enfrentó a un «juicio espectáculo».
La doctora niega que dijera jamás las palabras que le imputan. “Un médico, especialmente una pediatra, es incapaz de desearle daño a un niño, a su madre, o de traumatizar al niño. Sólo un monstruo es capaz de esto y de decir las palabras que supuestamente les dije”, alegó la doctora durante el juicio.
El país está tan obsesionado con la disidencia que el caso contra Buyanova se abrió a petición del mismísimo jefe del Comité de Investigación, Alexander Bastrykin. En Rusia, casi cualquier actividad que se salga de la ortodoxia oficial puede implicar cargos por espionaje, traición, sabotaje o extremismo. Incluso se persiguen los simples comentarios críticos al ejército.
Inicialmente, a Buyanova se le impusieron simplemente algunas medidas cautelares, pero finalmente fue enviada a un centro de prisión preventiva. Según informa RIA Novosti, las medidas se endurecieron después de que Buyanova fuera detenida cerca de la frontera rusa cuando, al parecer, estaba intentando escapar.
Ahora Buyanova se asoma a un lustro en prisión en un momento de su vida en el que lo que le tocaba era jubilarse. “La sentencia es monstruosamente cruel. No esperábamos esto. Es inesperadamente duro incluso para mí”, dijo a Mediazona otro abogado de Buyanova, Oscar Cherdzhiev.
La sentenciada nació en 1956 en la República Socialista Soviética de Ucrania. Vive en Moscú desde hace más de 30 años. Su madre era de Bielorrusia. “¿Qué tipo de odio nacional puedo tener?”, dijo Buyanova en su alegato ante el tribunal: “¿Qué debo hacer, qué [país] debo elegir?”.