La gobernadora del estado ha firmado un proyecto de ley para derogar la norma que penaba la infidelidad, y que data de 1907.
Los infieles ya no irán a la cárcel en Nueva York, o al menos no por este motivo. Este viernes, la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, ha firmado el proyecto de ley que pone fin un estatuto que data de 1907, y que penalizaba la infidelidad.
Según recoge la agencia de noticias ‘AP’, en origen, la norma surgió para frenar la tasa de divorcios del estado, en una época en la que demostrar que un cónyuge había sido infiel era la única forma de lograr la separación de una forma legal. Esta ‘prohibición de adulterio’ pese a considerarse un delito menor, llegó a estar penado con tres meses de cárcel o una multa de 500 dólares. Además, Nueva York no fue el único estado en aplicarla. Otros como Alabama o Carolina del Norte también consideraban el adulterio como un delito.
Fue aplicada por última vez en 2010
De acuerdo con ‘AP’, se aplicó por primera vez tan solo unas semanas después de entrar en vigor, llevando la detención de un hombre casado, y una mujer de 25 años. El estado de Nueva York entendía que una persona cometía adulterio cuando mantenía “relaciones sexuales con otra persona en un momento en que tiene un cónyuge vivo”, y viceversa.
En la práctica, esta norma centenaria apenas ha sido usada. De hecho, desde los años 70 tan solo cinco personas habrían sido condenadas, según afirma el ‘New York Post’. La última fue en 2010, cuando sorprendieron a una mujer casada manteniendo relaciones con su amante en un parque infantil.
A pesar de todo, en la actualidad ha quedado prácticamente obsoleta. Es por esto que la gobernadora, Kathy Hochul, ha acabado finalmente con ella. Durante la firma, Hochul sostuvo: “Si bien he tenido la suerte de compartir una vida matrimonial amorosa con mi esposo durante 40 años (lo que hace que sea un tanto irónico que yo firme un proyecto de ley que despenalice el adulterio), sé que las personas a menudo tienen relaciones complejas”.
La demócrata explicó que la gestión de estos asuntos debería corresponder a los implicados, y no así a “nuestro sistema de justicia penal. Saquemos de los libros este estatuto absurdo y obsoleto, de una vez por todas”, ha concluido.
El ‘New York Post’ revela que la derogación de esta ley lleva varios meses preparándose, tras ser respaldada con un apoyo abrumador por la Asamblea y Senado del estado.