Quizá no lo sea para una parte importante de la grey católica. No es ese el propósito de estas líneas, no es lo sacro, es lo humano, puesto en la palabra de quien ocupa el trono de San Pedro y, según sostiene la liturgia, habla por él, expresando la palabra de Dios. Esa, es la cuestión de la fe. La decepción, es por la acción del hombre que, como jefe de un Estado afecta ignorar los hechos y habla por una facción criminal.
Luego de señalar que había sido mal interpretado (una vez mas), Bergoglio se mostró junto a un pesebre en el cual, una reproducción del niño Jesús aparecía acostada sobre una kefieh, el símbolo de Palestina impuesto por quien fuera líder de la OLP: Yasser Arafat. Y esa, es una definición política.
No hay divinidad alguna en ella. A horas del crimen masivo perpetrado por un Saudí nacionalizado alemán en Magdeburgo, quien ocupa la silla del papado se lanzó en otra diatriba anti israelí vergonzosa, hablando de prohibiciones de ingreso en Jerusalén y del asesinato de niños, indicando que eso no es guerra.
Hay aun secuestrados en manos de Hamas, una organización criminal que perpetró un pogromo, y no ha existido una condena explícita por parte del Papa al respecto. A tanta inquina ya inocultable, no la pude justificar ni su exegeta argentino, Sergio Rubín.
Existe en este momento una situación gravísima para los cristianos en toda África y Medio Oriente, pero no se ha escuchado su palabra en tanto párrocos y órdenes instaladas hace milenios en esa región temen día a día por su suerte. Abu Mazen, el líder de la Autoridad Nacional Palestina señaló que el encuentro con Bergoglio fue como «encontrarse con un viejo amigo». Curioso: recientemente en Ramallah, en donde la ANP ejerce su autoridad, un joven de 17 años cayó en combate sin que nadie hiciera cita de su condición de «niño».
Es exasperante que quien lidera una de las iglesias más potentes del mundo aliente el antisemitismo de este modo. Han sido contantes las acciones de grupos islámicos en Alemania, Inglaterra, y Francia, principalmente, para denostar la Navidad y hasta señalar que la celebración de la llegada del hijo de Dios —así lo aceptan los cristianos—, ofende al Islam.
Un párrafo merece la cuestión de la actitud del gobierno de Israel, que le contestó severamente a Bergoglio atravesando líneas rojas que el país hebreo cuida siempre, señalando que es falso de toda falsedad que al patriarca latino se le haya impedido entrar en Gaza. Señala ese comunicado: «Contrariamente a las falsas acusaciones publicadas hoy en los medios de comunicación, la solicitud hecha por el Patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, de entrar en Gaza fue concedida, como ha sucedido en el pasado y según su preferencia».
Vergüenza enorme.