Los recientes hechos ocurridos en Venezuela, con la asunción falaz de Nicolás Maduro a un nuevo mandato presidencial, exponen el esquema de crisis global en la que está sumergida la humanidad. Maduro asumió el gobierno, pero ha perdido el poder.
Y es válido aseverarlo porque, de tener el poder, María Corina Machado estaría muerta o encerrada en el helicoide, la infame prisión equivalente a la de Hendaya en Siria, del derrocado Bashir Al Asad. El régimen la detuvo y, aun habiendo emitido una orden de captura y detención, debió liberarla.
En un juego contradictorio de espejos, el presidente de izquierda Gabriel Boric repudia al gobierno de Venezuela señalando que «desde la izquierda política, les digo que el gobierno de Nicolás Maduro es una dictadura». Petro desde Colombia y Lula desde Brasil se quedan a media agua: no concurren a la fraudulenta asunción, pero cabildean una salida para la dictadura que sea lo menos deshonrosa posible. No hay espacio para esta patraña que imaginan los judeófobos pro Hamas que adoran al zarato ruso.
El ex presidente Álvaro Uribe pidió este sábado la intervención militar internacional en Venezuela que «desaloje» del poder a Nicolás Maduro luego de su cuestionada asunción a un tercer mandato consecutivo: «Que ese timador sepa que lo que nosotros propugnamos es una intervención militar internacional con el ejército de Venezuela que desaloje a la dictadura», dijo el ex presidente desde el lado colombiano de la frontera, en Cúcuta. El actual presidente Petro le respondió: «preferimos un camino que evite el derramamiento de sangre entre hermanos». Vaya, como si en Venezuela el asesinar venezolanos fuera algo excepcional.
La figura de María Corina Machado se agiganta en Venezuela y en el mundo. En la era de las mujeres se suma desde un lugar de extremo riesgo físico y emocional a un mundo que vira a dirigentes femeninas plenas de coraje político: la estonia Kaja Kallas, la italiana Giorgia Meloni, la lucha de las mujeres en Irán a riesgo de su vida y la resistencia silenciosa de las mujeres afganas, van a cambiar el mundo.
Hoy, el escenario venezolano azora a las democracias y abre integrantes al respecto de cómo liberar al pueblo de esta dictadura y coloca en una difícil posición a Donald Trump, quien debió salir a respaldar a María Corina y Edmundo González, al cual no recibió a su paso por Estados Unidos. Esto se suma al creciente apoyo de las naciones europeas a Kiev, perfilando un escenario para este 2025 que presenta desafíos y esperanzas, pero también temores fundados de nuevos escenarios bélicos.