Cadena perpetua para los siete integrantes de una banda de explotación sexual de menores en Escocia

La sentencia llega en medio del debate abierto por Elon Musk, que culpa a Keir Starmer de “complicidad” por no actuar contra los llamados ‘grooming gangs’ cuando estuvo al frente de la Fiscalía de la Corona.

Siete miembros de una banda de explotación sexual de menores han sido condenados a cadena perpetua este lunes en Glasgow por los abusos sufridos por niñas y niños de hasta 13 años durante una década. Entre los condenados, todos ellos escoceses, se encuentran dos mujeres: Elaine Lannery, de 40 años, y Lesley Williams, de 43.

La sentencia ejemplar llega en medio del debate abierto desde primeros de año por la intervención de Elon Musk, culpando al premier laborista Keir Starmer de “complicidad” en la falta de acción contra las bandas de explotación sexual cuando estuvo al frente de la Fiscalía de la Corona entre 2008 y 2013.

Unos 7.300 casos de explotación sexual a manos de los grooming gangs se denunciaron el año pasado en el Reino Unido. Tras salir al paso de las críticas y defender su expediente como fiscal, Starmer anunció la semana pasada una “urgente revisión nacional” de la actividad de las bandas. La secretaria de Interior, Yvette Cooper, anticipó también medidas como el endurecimiento de las penas.

La sentencia de Glasgow es la primera que se ha producido al hilo de la polémica. El juez John Beckett condenó “la depravación” de los inculpados y los “abusos inimaginables” sufridos por decenas de menores durante siete años en la así llamada “beastie house” (“casa de las bestias”), una guarida usada para el tráfico de drogas en la segunda ciudad escocesa.

Los acusados fueron hallados “culpables” de violaciones, asaltos sexuales e intentos de asesinato. El juez Beckett estipuló una pena colectiva de 93 años, con órdenes de “restricción por vida” (OLR, por sus siglas en inglés). El magistrado nombró a Iain Owens, de 46 años, como el jefe de la banda, asistido por Paul Brannan (42 años), Scott Forbes (51), Barry Watson (48) y John Clark (49).

El juez ensalzó “el coraje y la perseverancia” de las víctimas, que prestaron en su mayoría declaración por escrito y cuya identidad no ha sido revelada por ser menores cuando ocurrieron los hechos. Una niña relató cómo la banda celebraba “noches de violación” en el apartamento tenebroso en Glasgow usado para el tráfico de drogas. Otra testificó haber sido encerrada en una nevera y en un armario llenos de arañas. Un niño y una niña relataron como habían sido apaleados antes de ser asaltados sexualmente, bajo los efectos del alcohol y drogas duras.

La mayor parte de las víctimas eran menores con problemas familiares o en casas de acogida. El primera caso disparó las alarmas de los servicios sociales en 2017, pero el alcance real de las actividades de la banda no salió a la luz hasta 2020. El caso ha creado una gran conmoción en Escocia por la extrema crueldad de los abusos.