Por un accidente de tránsito y sus huellas genéticas encontró a 4 hermanos en Mendoza: la increíble historia de Pilar

Cuando confirmó que era adoptada, Pilar dejó su muestra de huella genética en el registro de Mendoza. Quince años después, sorpresivamente supo que tenía, al menos, un hermano en Mendoza. Y esta mañana se encontró con 4 de ellos.

Pilar Aquila tiene 66 años y vive en San Luis hace 23 años, donde formó su familia (su pareja y 3 hijos). La mañana de hoy, miércoles 9 de abril de 2025, será histórica y marcará una nueva fecha de nacimiento para «Pipi» (como la llaman quienes la conocen), así como también el descubrimiento de una nueva familia. Porque gracias al Registro Provincial de Huellas Genéticas Digitalizadas de la Provincia, Pipi descubrió que tiene otros 4 hermanos en Mendoza.

«Siempre supe que era adoptada, pero al comienzo nadie me confirmaba nada. Era como un tema prohibido en la familia, con los amigos o vecinos, nadie hablaba de nada. Con mis sospechas, me sumé al colectivo ‘Mendoza por la Verdad’ para intentar encontrar a mis verdaderos padres y me hice el hisopado para dejar mi huella genética, eso fue hace como 15 años. Ya en 2018 hice la denuncia en la fiscalía para intentar llegar a la verdad. Pero todavía no existía el banco de huellas de Mendoza», recapituló Pilar en diálogo con Los Andes.

En diciembre del año pasado, un accidente de tránsito aislado protagonizado por un hombre en tierras mendocinas -a priori, sin ninguna incidencia en la vida cotidiana de Pilar- comenzaría a «completar la historia» y a vincular entre sí las ramas de un árbol genealógico, hasta entonces invisible.

«Como hacía ya 15 años me había hecho el hisopado y no tenía ninguna noticia, ya casi había abandonado la búsqueda yo. Pero en diciembre, estando en San Luis, me llaman por teléfono y me cuentan que había un ‘match’ positivo entre mi huella genética y la de otra persona. Esa otra persona era este hombre, que había tenido un accidente de tránsito en estado de ebriedad. Y cuando le tomaron la muestra genética, saltó la coincidencia con mi muestra», reconstruyó Pilar Aquila.

En ese momento a la mujer le confirmaron que la coincidencia era plena, por lo que -inesperadamente- Pipi había dado con un hermano por parte de padre y de madre y de quien ni sabía de su existencia. Sin embargo, al avanzar la investigación, el cruce y la constatación de datos, se descubrió que, en total, Aquila tenía 4 hermanos más en Mendoza, todos con coincidencia en la parte genética de la madre.

«Yo siempre he buscado a mi mamá para que me dijera por qué me dio en adopción. Es algo que nunca voy a saber, porque ella ya está muerta. Pero no te puedo describir las sensaciones que tengo ahora, que voy a conocer a mis hermanos y sobrinos”, resumió en los instantes previos a reunirse con parte de su familia biológica en la Casa de Gobierno de Mendoza.

El director de Derechos Humanos de Mendoza, Alejandro Verón, resaltó el acontecimiento histórico. «Este hallazgo tiene la particularidad de ser el primero que se resuelve a través del Banco de Huellas Genéticas de Mendoza, pero es el octavo que alcanzamos contando todas las vías», acotó.

En búsqueda de la identidad
Desde muy chica, Pilar descubrió que a quien ella llamaba «mamá» no era su madre biológica. Un poco por intuición, otro tanto por actitudes sospechosas y, en parte, porque nunca advirtió en esa mujer tuviera un verdadero instinto materno para con ella.

“Nunca recibí afecto de madre de parte de ella, nunca me acarició, nunca me tuvo presente ni siquiera en los actos de la escuela», enumeró Pilar.

Así fue como, hace más de 50 años, Pilar empezó con esas preguntas que -recuerda- incomodaban a sus familiares y amigos. Y, luego de que le confirmaran que sus sospechas eran fundadas, hasta llegó a intentar vincularse con la producción del programa «Gente que busca gente», de Franco Bagnato, aquel que fue un éxito en la televisión argentina y ayudaba a vincular entre sí a parientes separados por distintas circunstancias.

«Completé hasta el ‘Family Tree’ en internet, pero solamente encontré primos segundos y terceros», contó. A esa información, de utilidad -claro-, le faltaba la columna vertebral: encontrar el nombre de sus padres biológicos.

Así fue como se vinculó al colectivo mendocino de búsqueda de identidad, al tiempo que adquirió un kit para -por medio de un hisopado en la saliva- extraer una muestra de su huella genética. Quince años después de esa extracción, durante la mañana de este miércoles Pipi se encontró cara a cara -y con un ramo de flores en sus manos- con sus 4 hermanos.

«Es una alegría inmensa, indescriptible. Y viene muy bien desde lo anímico, porque recientemente perdí a una de mis hijas y a mi pareja», concluyó.

El Registro de Huellas Genéticas de Mendoza, clave para vincular a una familia
Si bien el Registro de Huellas Genéticas fue creado como un banco más vinculado al plano policial y a la resolución de delitos, se amplió para que cualquier persona -voluntariamente- pueda aportar sus rastros genéticos para que sean cotejados.

«Es una herramienta propia de Mendoza dentro del programa búsqueda de identidad biológica», destacó Verón.

En ese sentido, detalló que -además del registro- cuentan con otras herramientas para avanzar en las búsquedas, como son partidas de nacimiento, libros de nacimientos de las clínicas y hospitales, testimonios de empleados de registros civiles e información del Registro Único de Adopción, entre otros mecanismos.