Debates sobre la ciudad que es, y la que debería ser

En estos días se dieron debates fraudulentos que han estado sobre el tapete de la opinión pública en la ciudad. Y hablo de fraude, porque no son discusiones que se den en torno a la búsqueda de la verdad, o de generar un cambio. Por ejemplo, la marcha de docentes universitarios, sólo sirve para intentar construir un relato.

Esto se vio claramente cuando un integrante (¿docente?) de la marcha se lanza sobre un colectivo que venía circulando normalmente en su recorrido, con la intención de impedirle continuar. El chofer apenas aminoró la marcha y siguió, obligando al insensato que buscaba exponer una situación de poder, a correrse.

De manera fraudulenta, el secretario general del SUTEBA, Gustavo Ibañez —cuya organización está al servicio de Axel Kicillof—, se lanzó a los medios para decir que «Lo que ocurrió hoy no es un hecho aislado: es el resultado de una cadena de discursos que estigmatizan y deshumanizan a quienes defendemos lo público. El chofer actuó con total desprecio por la vida y los derechos de los que estábamos manifestando. Casi arrolla a un compañero. Eso no puede quedar impune.» Ni el colectivo era un tanque, ni el cruce de calles era la plaza de Tiananmén. Deliran y mienten. El docente —si lo es— se lanzó sobre el micro maliciosamente. El fraude es un cotidiano. La cadena de corte y pegue ayuda ocultando, disimulando o magnificando los hechos a diario.

Entre esos hechos, está la nueva movida en la zona de El Marquesado, donde otra vez se suben todos a mentir y elaboran un fraude con el relato de los hechos. Lo mismo va para quienes reclaman el sostenimiento del complejo de Chapadmalal en manos del Estado: es inviable, y seguir diciendo que el lugar debe existir para que veraneen los pobres, es una mentira más. Ese lugar de privilegio merece un destino mejor. Cada vez que se realizan eventos como los Juegos Bonaerenses o los Evita, se contratan hoteles y restaurantes. Lo que reclaman, es mantener privilegios infames de apoderamiento de los recursos del Estado.

Mientras tanto, los temas reales, permanecen en las sombras: la ciudad crece a un ritmo frenético y la infraestructura atrasa mínimo 30 años. Y nadie piensa, ni debate, ni mucho menos planifica, nada.

Mar del Plata necesita de un plan general que involucre a todas las áreas de la ciudad para cambiar la política de abandono que hoy impera. Instalar temas en los medios y significar su éxito sobre la base de los likes, o el contenido de alto impacto basado en perseguir la marginalidad, no cambia nada.

Lo que debería ser importante, no está en la agenda. La agenda sólo se ocupa de lo inmediato, nunca de lo que permita anticiparse a las necesidades de un tiempo futuro. Un tema: ciudades de un millón de habitantes, ameritan un servicio de transporte subterráneo, ¿hay alguien pensando en eso? ¿Hay alguien que esté dimensionando los desafíos que va a plantear el tema del transporte en una ciudad que se extiende ya urbanamente desde Sierra de los Padres hasta Chapadmalal? Crecen los barrios, crece la inversión privada, y la contracara es que nada de lo nuevo tiene servicios que estén acordes.