
La caída del imperio sovético llevó a creer que el planeta había alcanzado, por fin, la oportunidad de una paz estable y duradera. Hoy, sabemos que no es así: Rusia, liderada ferozmente por Vladimir Putin, ha llevado la guerra y sus consecuencias a diversas partes del planeta.
Esto se ve en África en particular, y tiene siempre como trasfondo la búsqueda del control de territorios ricos en petróleo o en minerales. El libro de Mark Galeotti, «Las Guerras de Putin», revela el esquema de conflicto bélico que emplea el líder del zarato ruso desde Chechenia hasta Ucrania.
El autor «dibuja una visión general de los conflictos en los que Rusia se ha visto envuelta desde que Putin se convirtiese en primer ministro, y luego en presidente, desde la Primera Guerra de Chechenia hasta las dos incursiones militares en Georgia, su polémica intervención en la guerra civil Siria, la anexión de Crimea y la eventual invasión de la propia Ucrania. Pero también examina de forma más amplia la renovación del poder militar ruso y su evolución con el fin de incluir una serie de nuevas capacidades, que van desde el empleo de mercenarios hasta su implacable guerra de información contra occidente. Galeotti, con aguda visión estratégica, señala las fortalezas y debilidades de un Ejército ruso rejuvenecido, con sus éxitos y fracasos en el campo de batalla, y lo salpica de anécdotas, instantáneas personales de los conflictos y una extraordinaria colección de testimonios de primera mano de oficiales rusos, tanto en activo como retirados. No hay mejor momento para entender cómo y por qué Vladímir Putin ha involucrado a sus fuerzas armadas en diversos conflictos durante más de dos décadas, y no hay un autor mejor formado que Galeotti para desmitificar las capacidades del Ejército ruso y tratar de entrever lo que nos puede deparar el futuro».
Putin ha hecho de la guerra un instrumento constante, tolerado por occidente que aún significa a Rusia como la nación invencible que derrotó a Napoleón y a Hitler, un error común de los analistas occidentales que veían a Ucrania de rodillas en 96 hs y aún no logran advertir la enorme debilidad de las fuerzas armadas rusas, a diario humilladas por los ucranianos en el terreno de la guerra. En tanto, el universo europeo cabildea una nueva alianza atlántica sin Estados Unidos y el debate de un tribunal especial para Vladimir Putin y sus secuaces es algo cada día más palpable en la conversación política del viejo continente.