La presidenta del Consejo Escolar de General Pueyrredón habló en la 99.9 sobre la recuperación del edificio que recuperaron de la Ex Escuela 63 que había quedado abandonada durante una década y media.

El Consejo Escolar de General Pueyrredón, en colaboración con otras instituciones locales, pudo recuperar el edificio de la ex Escuela 63 que había quedado completamente abandonado durante muchos años y tenía dentro personas viviendo.
En la 99.9, la presidenta del Consejo, Mónica Lence brindó algunos detalles de la historia de este inmueble: «Era un edificio que hace 15 años, como muchas veces pasa, porque no es la primera vez, se hace una escuela y se abandona la anterior. Se va todo el mundo y la escuela sigue ahí como si fuera un esqueleto de algo que no es. Sigo trabada todavía en la sorpresa y en la incredulidad porque haya un edificio abandonado tantos años, es una locura».
Tomar posesión es sólo el primer paso porque ese lugar se debe recuperar y se necesita tener un objetivo que perseguir y dinero para llevarlo adelante: «Parte del trabajo nosotros lo hicimos, pero ahora necesitamos recursos para ponerla en valor, o la tiramos abajo, o ponemos algo, algo para sacarla de la situación en la que estaba. Quedó en el medio de dos escuelas y se cometían ilícitos ahí. Una escuela tan grande, abandonada, con techo, se llenaba de gente, se llenaba de situaciones que eran extremas y que no estaban bien, que afectaban el barrio. La escuela que construyeron está al lado. Eso es otra cosa que a mí no me cierra. No puedo entender que no haya habido ruido en todo este tiempo, en el sentido de que nadie haya venido con un planteo».
Inicialmente, Lence pensó que tenían la autoridad suficiente para tomar el edificio que es del Estado y darle un nuevo uso, pero no fue tan sencillo: «Nosotros habíamos empezado un poco antes a averiguar cómo hacer para recuperarlo, y había una persona viviendo adentro. La persona que está viviendo adentro era el hijo de un casero que estaba allí cuando se cerró. Cuando tomé conocimiento, pensé que como Consejo Escolar entramos, le saco todo, lo pongo en un container y chau, porque eso es de la gente. Y me asesoraron muy bien que para la justicia, si ellos no entraron de manera violenta, no son usurpadores. El problema lo iba a tener yo, porque te pueden hacer una denuncia. Lo que yo tenía que hacer era entrar, porque siempre tenemos que entrar nosotros personalmente, los consejeros, que es una ridiculez pero lo hacemos. Teníamos que entrar, labrar un acta de qué íbamos a hacer con las pertenencias de la persona que está viviendo ahí adentro y mandarle una carta documento informándole. Y después hacer la denuncia a la policía. Porque si no hacíamos esos pasos, esas personas nos podían sacar».
Tuvieron una cuota de fortuna porque finalmente no pasaron por esa situación: «en este caso lo que nos favoreció fue que la persona que estaba adentro cayó presa, algo que te habla de las cosas que sucedían ahí. Cuando cayó preso, nosotros ya no teníamos que hacer la denuncia a la policía, sino que pudimos intervenir con el miedo ahora de que vuelvan a meterse».
Increíblemente esto sucede en otros lugares del partido de General Pueyrredón pero no hay un interés ni siquiera de la gente de los barrios donde se emplazan: «Mi sensación es que todos los actores de la sociedad miran para otro lado. Cómo puede ser que ahí no haya habido un pedido de una sociedad de fomento, de un club, de un vecino, del kiosquero, de los equipos directivos, de los equipos de orientación de la escolar, de los padres, nadie. Tengo mensajes de gente que está feliz de recuperar una bolsa de piedras, porque es una bolsa de piedras gracias a los 15 años en los que nadie llamó y dijo nada. Yo la verdad que no estoy nada feliz».