
Los días corren, el paso del tiempo es implacable y, aunque hoy parezca lejos, la situación internacional actual es una bomba de tiempo para los modos imperiales del presidente de la unión americana.
No hay fin a la guerra en Gaza. No hay rendición incondicional de los Huties en Yemen. Irán dice que «el enriquecimiento de uranio no es negociable». El criminal de guerra Vladimir Putin ataca Kiev con una lluvia de misiles y de drones que dejan un saldo de 15 víctimas civiles.
Pese al entusiasmo de Trump y de sus anuncios que prometen una pronta paz, los rusos dan largas: el portavoz del Kremlin, Dimitry Peskov, dijo el viernes que aún no hay acuerdo sobre el lugar donde se daría la próxima ronda de negociaciones, mientras que continúan las maniobras diplomáticas.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, dijo que Moscú entregaría a Ucrania un documento borrador que detalla sus condiciones para un acuerdo de paz «sostenible, a largo plazo y completo», una vez que finalice el intercambio de prisioneros en curso. Rusia —o el régimen— no pueden acordar una paz que retorne Crimea y el Donbas a un completo control ucraniano. Sería su fin.
Pero es en el frente interno en donde la situación se complica día a día. En la semana que concluye, Trump anuncio dos acciones: Una, la construcción de lo que llamó la «cúpula dorada», un sistema sofisticado que protegería a Estados Unidos de ataques misilísticos con una inversión de 175 mil millones de dólares. Léase: más presión para el contribuyente del común. La segunda, una advertencia a Apple: usando su red social, Truth Social, le dijo que, si fabrican sus productos fuera de Estados Unidos, se les impondrán aranceles del 25%: «Espero que los iPhones que se vendan en Estados Unidos se fabriquen y ensamblen en Estados Unidos, no en India ni en ningún otro lugar», escribió Trump en su publicación. Añadió, sin rodeos, que de no cumplirse esta expectativa: «Apple deberá pagar un arancel de al menos el 25%».
La advertencia es para todos los demás jugadores del sistema. La amenaza ha tenido efectos inmediatos en el mercado financiero: las acciones de Apple cayeron más del 3% en las operaciones electrónicas previas a la apertura de la bolsa de Nueva York. Esto representa una importante pérdida bursátil para la compañía con sede en Cupertino, California.
Lo que hay que ver, es que esta situación pega en el bolsillo de los ciudadanos del común que integran su portfolio con acciones de diversas empresas para sostener su plan de ahorros para su jubilación. El impacto es enorme, y sólo será mensurado en las elecciones de medio término en 2026.