Energía: maná del suelo y del viento

Las novedades auspiciosas en cuanto a la generación de energía en nuestro país se suman a diario, aunque estén alejadas de la atención de los medios.

Mientras la escena mediática permanece ocupada por temas que agitan el pulso del público, el ciudadano de a pie se aleja del conocimiento de los hechos que, día a día, van cambiando el paradigma de la economía argentina.

Es el caso de la inversión en el parque eólico La Elbita en Tandil por parte de Genneia, una compañía dedicada a la generación de energías renovables. Se trata de su tercer desarrollo eólico en la provincia de Buenos Aires y el octavo en el país. La iniciativa demandó una inversión de US$ 240 millones. La compañía prevé para fines de 2026 sumar 15 parques de energía renovable, ocho eólicos y siete solares, para alcanzar una capacidad instalada superior a los 1,7 GW (945 eólicos y 800 MW solares). El impacto es enorme no sólo en provisión de energía, sino que también se suma la baja del consumo de combustibles fósiles para generar electricidad: desde la empresa precisaron que el parque generará aproximadamente 705.000 MWh anuales de energía eólica, equivalente al consumo eléctrico de 175.000 hogares, y permitirá evitar la emisión de más de 315.000 toneladas de CO₂ al año. Estará destinado en su totalidad a abastecer clientes industriales.

Pero la novedad más impactante de estos días vino de la mano del CEO de YPF, Horacio Marín, quien pidió en la convocatoria de Maizar un nuevo acuerdo que involucre a las automotrices, petroleras y el campo en la materia de bio combustibles cuando presentó el plan 4×4 consistente en optimizar las operaciones, maximizar eficiencias, enfocarse en el desarrollo de Vaca Muerta y desarrollar el proyecto de Gas Natural Licuado (GNL). Se mostró convencido de que esas acciones «harán que la Argentina exporte energía por US$ 40.000 millones anuales», similar a lo que exporta hoy la agroindustria y permitirá «que el campo deje de ser la única pata que provee a la Argentina los dólares necesarios para sostener el crecimiento económico». Marín remató: «una buena ley no es por lobby, no es que se haga lo que dicen Maizar, o YPF, o las automotrices. Es trabajar los tres juntos para que sea una buena ley por la Argentina», dando cuenta que los marcos regulatorios y los tratamientos legislativos sobre este tema han sido complicados por lobbies sectoriales que no han propiciado un desarrollo sostenido.

En sencillo, pidió que cada uno deje de presionar por leyes a medida y se avance en busca del bien común. El sector energético es, junto con la minería, un cambio de paradigma enorme en la matriz energética del país y de sus posibilidades de crecimiento económico.

Un dato enorme que se dio en este encuentro de Maizar 2025 y que refulge por lo brutal, que tiene que ver conel PBI de la Argentina y el de los países vecinos en los últimos 30 años: mientras el de Brasil creció 257%, el de Paraguay 252% y el de Uruguay 324%, el de Argentina, apenas creció 56%.