Ucrania crea un misil aún más potente que los Himars norteamericanos

Kiev acaba de demostrar su capacidad para fabricar sus propios sistemas de misiles de largo alcance con los que poder atacar objetivos estratégicos rusos y contra los que el Kremlin parece no tener defensa.

Sin hacer demasiado ruido, Ucrania ha dado un salto tecnológico que augura una nueva fase de la guerra. La diferencia con otros avances anteriores es que esta vez no lo ha hecho con armamento importado, sino con un nuevo misil de fabricación propia capaz de golpear al corazón de Rusia. Según el analista Valentyn Badrak, Kiev ya ha lanzado el primer ataque con este nuevo misil balístico, alcanzando un puesto de mando ruso a casi 300 kilómetros de distancia.

Desde finales del pasado mes de mayo, Ucrania tiene vía libre para usar armas occidentales de largo alcance con las que lanzar ataques tras las líneas rusas. Esta capacidad, dicen los analistas, podría usarse para menguar la capacidad del Kremlin de librar una guerra prolongada.

«No existen ya restricciones de alcance para las armas entregadas a Ucrania. Ni por parte de los británicos, ni de los franceses, ni de nosotros. Tampoco de los estadounidenses», afirmaba en su momento el canciller alemán Friedrich Merz en su declaración durante el WDR Europaforum en Berlín.

Ahora, Kiev está fabricando sus propios misiles balísticos de largo alcance por primera vez. “Este misil es claramente más grande que el ATACMS que tenemos actualmente”, señala Badrak, director del Centro de Estudios sobre el Ejército, la Conversión y el Desarme, refiriéndose al Sistema de Misiles Tácticos del Ejército de fabricación estadounidense.

Cómo es el nuevo misil
Según apunta el medio ucraniano United24, el desarrollo de esta arma comenzó en mayo de 2022, pero hasta mediados de 2024 no tuvo lugar su primer lanzamiento de prueba exitoso. El nuevo misil puede llevar una ojiva de más de 400 kilos y es capaz de lanzar ataques al interior de Rusia gracias a su alcance de 300 kilómetros. Sin embargo, este alcance se debe al límite de exportación internacional establecido por el Régimen de Control de la Tecnología de Misiles. Y este límite no se aplica en el caso del desarrollo doméstico de misiles, por lo que los expertos creen que su alcance real podría ampliarse pronto con nuevas variantes con cargas útiles más pequeñas que podrían llegar a los 500 kilómetros.

Su peso real no ha trascendido todavía, pero se estima que podría rondar las dos o tres toneladas. Ese tamaño, junto con la distancia de ataque confirmada, le da a Ucrania la capacidad de alcanzar objetivos estratégicos rusos mucho más allá de las líneas del frente. Además, los expertos coinciden en que un misil así representa una nueva capacidad para su ejército que no tiene que depender de la voluntad de otros países ni de actualizar reliquias soviéticas. En cuanto al número de unidades que se fabricarán del nuevo misil, Badrak asegura que “la producción aumentará de manera muy significativa”, aunque el ritmo de fabricación exacto no se ha revelado todavía. Tampoco se conoce, por cierto, su nombre oficial.

“Artillería para tontos” casi imparable

El nuevo misil de largo alcance del que ya dispone Kiev podrá sustituir a algunas armas similares occidentales. Unas de las más efectivas han sido los ATACMS estadounidenses, unos misiles balísticos que llevan una ojiva de 160 kilogramos, tienen un alcance máximo de unos 300 kilómetros y vuelan guiados mediante GPS.

El ATACMS se dispara desde lanzaderas terrestres HIMARS, que los expertos llaman “artillería para tontos” debido a su enorme facilidad de uso. Su eficacia ha sido clave para el éxito militar ucraniano. Kiev usó seis de estos misiles en noviembre de 2024 para destruir un depósito de armas en Briansk, marcando el primer ataque con armamento estadounidense en suelo ruso reconocido oficialmente.

En cuanto a la capacidad rusa para detener un ataque con los nuevos misiles, el experto en aviación Kostiantyn Kryvolap se muestra escéptico. El analista duda de la capacidad de Rusia para interceptar misiles balísticos con sus sistemas de defensa S-300 y S-400 basados en misiles tierra-aire de largo alcance.

“Los sistemas S-300 y S-400 solo tienen alrededor de un 30 % de posibilidades de alcanzar un objetivo balístico”, explicó. “Son eficaces contra misiles de crucero [más lentos], no contra misiles balísticos. Para derribar un misil balístico, el interceptor debe golpearlo directamente y Rusia no tiene ese nivel de precisión”. Tampoco podría detenerlos el S-500 Prometey (Prometeo), el sistema de defensa antiaérea más reciente y avanzado del Kremlin que aún tiene que demostrar su eficacia. “Algunos de esos sistemas ya han sido destruidos en Crimea”, afirma Kryvolap.