Entre la violencia institucional, y la negación de la realidad

Nunca se han hecho cargo, haciendo el corte en donde les conviene. Para ellos, todo arranca caprichosamente el 16 de septiembre de 1955, el día que fue derrocado Juan Domingo Perón, negando todas las situaciones de violencia anterior ejercida por el peronismo para sostener su poder arrasando con la democracia y encarcelando opositores, tal como ocurrió con Ricardo Balbín.

Ante la detención por delito probados y con condena firme de Cristina Elisabeth Fernández, viuda de Kirchner, ahora arman una nueva falacia: buscan unir el bombardeo de la Plaza de Mayo, ocurrido el 16 de junio de 1955, con la detención a derecho de la ex presidenta. El relato se esfumó en horas, porque no resistía nada.

El relato irrita por lo retorcido. Marina Cuesta, al abrir su exposición como presidenta del bloque de los unidos patrióticamente dijo «Lo primero que debo decir es que Cristina Kirchner es inocente». Es el nuevo mantra, a tono con los predicamentos de Goebbels que tan eficazmente aplicó en su momento el jefe de propaganda peronista, Raúl APold.

No mucho se puede agregar al bochorno de lo ocurrido en el Concejo Deliberante que incluyó lanzamiento de huevos al curul Busetti y amenazas desde la barra, en donde se destacó el ex concejal, ex radical y violento dirigente gremial «Chucho» Páez, que terminaron teniendo cobertura periodística a nivel nacional.

La negación de la realidad y la construcción del relato es la base de la ideología dominante, negando actos propios y maximizando los del adversario. Son de La Cámpora los atacantes a las instalaciones de ARTEAR. Son de La Cámpora los desparramadores de caca en la puerta de la casa de José Luis Espert.

Hay un dato revelador en esto, sin embargo: tanto Julián Bussetti como José Luis Espert son expertos en irritar. Tanto, que a gusto se sentirían si fueran parte de alguna tribu peronista. Juegan un juego que no suma, que no le sirve al país ni a la sociedad. Sólo generan cascarilla para los medios y, en algunos casos, para la militancia de hoy.

Hablando de lo que cuenta: en la «operación caca», se advierte el uso de una camioneta de la empresa Centro Construcciones, a la que Katopodis les dio las obras para poner en valor la rambla. Centro Construcciones tiene historia en Mar del Plata: fue la empresa a la cual ex intendente cospelito le dio la obra inconclusa de la nueva municipalidad en el barrio Libertad y que, con Daniel Scioli, tuvo las obras del piso de los deportes.

Los puntos se unen a la vista de todos. Hay un ejercicio de la violencia sistemático al que concurren bobos de poco vuelo haciendo el juego de la violencia, creyendo que los hace populares o notables a los ojos de una sociedad que, lejos de los márgenes, clama por normalidad.