La empresaria internacional española habló a través de la 99.9 sobre lo que se está viviendo con la corrupción en el gobierno español incluso comparándola con lo que sucedió en Argentina: «nosotros estamos copiando».

La corrupción en España está marcando la agenda política por las causas que avanzan contra el gobierno de Pedro Sánchez y que evidentemente, habla de un esquema diseñado para robar desde el estado.
La empresaria internacional española Pilar Almagro Marcos, habló en la 99.9 sobre lo que está percibiendo del contexto español comparado con lo que en las últimas décadas debimos padecer en Argentina con gobiernos corruptos que hoy están siendo condenados: «ustedes en Argentina están en una situación parecida a la que estamos nosotros. De hecho, nosotros estamos copiando», señaló.
El problema empieza cuando el problema pasa a ser estructural y se diseñan mecanismos para robar: «el propio Estado ya es un organismo para robar. Y esto, pues claro, como se ha legitimado como un Estado de bienestar social, no se ve. Pero ha sido poco a poco. Antes el Estado se llevaba un 10% de impuestos. Ahora, por ejemplo, en España, trabajamos solo para pagar impuestos hasta el 30 de julio. Es decir, se ha ido sofisticando la maquinaria y luego un grupúsculo de personas reparten lo que te quitan según sus intereses partidarios. Es un robo institucionalizado lo que se está viendo y además desde el minuto uno, este gobierno ha perdido todas las elecciones, lo que pasa que se han unido todos los perdedores y entonces son los que nos gobiernan. Ni un solo diputado, ni uno solo, ni del partido principal, el socialista, ni de ningún otro que son de derechas y de izquierdas, ni uno solo ha dicho que hasta aquí hemos llegado. Por lo tanto es institucionalizado. Se entiende que sino viene la ultraderecha y con ese discurso dice que roben los míos».
El discurso es que hacen ellos para que no venga la «ultraderecha» que no es más que un discurso que tiende a encontrar un enemigo: «¿Quién es la ultraderecha? Pues los que ellos definen como ultraderecha. No existe la ultraizquierda en el lenguaje. O sea que el primer dominio es el del lenguaje. La cuestión es que te están arrebatando demasiado. Una cosa es un poquito para los casos en los que la sociedad, una sociedad rica tiene que ayudar. Un niño enfermo, una persona que se ha quedado sin trabajo durante un tiempo, eso todos estamos de acuerdo. Que haya una sanidad mínima basal, eso estamos todos de acuerdo. Pero cuando ya llega a estas cantidades hay mucho más. Y además el Estado no tiene límite, o sea, se va metiendo en todo. Fíjense que ya los movimientos feministas, mi cuerpo es político y si es político, el Estado ya también se mete en eso, se mete en cosas íntimas».
A partir de toda esa trama que se ha creado de a poco, se debe generar un círculo vicioso que no permita la crítica: «lo que teme el estado es su deslegitimación. Entonces va haciendo que no haya crítica intelectual independiente. Si todos de repente desdeñásemos al estado, viéramos con claridad lo que nos está haciendo, duraba 5 minutos. El estado tiene fases en las que aumenta o disminuye su poder. Entre los siglos 17 y 19 el poder social se expandió y aumentó la libertad, la paz y el bienestar material en muchos países occidentales. Pero en el siglo 20 el Estado recuperó su poder con la correspondiente vuelta a la guerra y a la destrucción. Primera y segunda guerra mundial, por ejemplo. Se habla mucho de que la guerra, la pandemia, este tipo de cosas son la salud del estado. El estado toma mucho más poder en esos momentos», agregó Almagro Marcos.
Pero lo que también dejó en claro que estamos hablando de un grupo pequeño de personas que lo único que quiere es controlar masas y tienen distintos mecanismos para hacerlo: «El estado es un grupúsculo de personas que dominan un aparato, una organización social. No te puedes ir a tomar un café con el estado, pero sí con el jefe del Estado, sí con un ministro. Es un grupúsculo de personas que domina el inmensísimo poder de una organización social que llamamos Estado. Pues efectivamente, si ven que van perdiendo poder, crean una situación de gran estrés para volver a controlar, efectivamente, es una cuestión de control y de dominio».
Para la empresaria, hay algo más de fondo que es importante y que tiene que ver con tendencias generalistas en el mundo para la dominación: «Pienso que se va hacia un globalismo, un gobierno mundial y también para eso necesitan destruir occidente, necesitan destruir los estados, hacer grandes globalismos, grandes instituciones en Europa, que dominen sobre lo local. Entonces, claro, necesitan destruir lo que ya hay y concentrar ese dominio. Eso es lo que yo estoy viendo», finalizó.