
La historia de un empresario desesperado por cumplir sus obligaciones y no perder sus negocios y un prestamista inescrupuloso que, a través de actitudes extorsivas, pretende cobrar casi cuatro veces lo que prestó.
Fundar empresas, invertir y dar trabajo en nuestro país es sólo para valientes. Vivimos en una sociedad marcada por la industria del juicio laboral, las decisiones económicas impredecibles y oscilantes, las constantes crisis económicas y, de yapa, brutales medidas gubernamentales que, de un día para el otro, pueden voltear hasta el negocio más sólido y predecible.
Desesperado
José Antonio Guerra fue uno de los muchísimos empresarios a los que la pandemia casi los deja en la calle. Desesperado por mantener sus diversos negocios en funcionamiento, e incapaz de acceder ya al sistema financiero formal y regular, confió en el contacto que le pasó su abogado, que en ese momento era el Dr. Julián Vespa, y le terminó pidiendo dinero prestado al Sr. Agustín Nicolás Demetrio quien «se presentó a sí mismo como “inversionista”, y lisa y llanamente prestamista”, relata Guerra.
Con el primer préstamo que recibió Guerra no hubo problemas: «otorgándole un primer préstamo a Guerra por la suma de 200 mil dólares, por el cual el denunciante suscribió un boleto de compraventa de una propiedad a su nombre, y que al finalizar el pago del mismo, en octubre de 2023, Demetrio restituyó», relata el fiscal Ferreyra.
Continúa: «con posterioridad a ello, aproximadamente a partir del mes de diciembre del año 2023, Guerra solicitó nuevas sumas de dinero a Demetrio por la suma de 80 mil dólares y un mutuo por la suma de 100 mil dólares, por los cuales el denunciante otorgó como garantía del pago un inmueble en 3 de Febrero N° 3127, que poseía a su vez dos mutuos de 70 y 30 millones de pesos respectivamente, los cuales fueron abonados por Demetrio, cancelando las hipotecas y agregando la deuda a las sumas ya contraídas por el denunciante. Por ello, el denunciante junto a su cónyuge, suscribieron escritura traslativa de dominio a favor de Demetrio el día 14/03/2024.»
Es entonces cuando la relación entre ambos cambia: «Pero a partir esa fecha, Demetrio comenzó a exigirle mayores pagos a Guerra, por lo que éste último vendió una propiedad a su hermana por la suma de 150 mil dólares, los cuales le entregó a Demetrio, sin que éste último le otorgue comprobante alguno por dicho pago.»
Según la denuncia, Demetrio comenzó a exigirle a Guerra que pusiera diversas propiedades ya sea a su nombre o a nombre de algunas empresas de las que él figuraba como presidente, a modo de «garantía» del pago de estos préstamos. «Agustin Nicolás Demetrio, quien le había realizado préstamos informales de dinero a José Antonio Guerra desde el mes de diciembre del año 2023, por una suma aproximada de ochocientos mil dólares (u$s 800.000), y por los cuales la víctima había sucripto como garantía —realizando escrituras traslativas de dominio a favor de las empresas Fox Capital Investments S.A. y Argentinean Exchange Group S.A y entregado acciones de la sociedad «LM Futuro S.A. a favor de Milagros Delmonte y Agustin Demetrio-, los inmuebles de calle 3 de Febrero N° 3127, Formosa N° 2192, Arenales N° 3047 1er piso Dto 1, Santiago del Estero N° 2108 1er piso dto. «K», y una fracción de campo sita en cuartel quinto del Partido de General Pueyrredón «Paraje la Polola», realizando diversos pagos, entre ellos uno por la suma de ciento cincuenta mil dólares (u$s 150.000) y vendido incuso la fracción de campo del «Paraje la Polola» por la suma de ochocientos treinta mil dólares (u$s 830.000), los cuales fueron recibidos por Demetrio, le exigió además el pago de un millón novecientos mil dolares (u$s 1.900.000), informándole que la deuda total que ascendía a tres millones de dólares (u$s 3.000.000), bajo amenaza de que en caso contrario vendería todas las propiedades ofrecidas como garantía del pago y desalojaría a la víctima y sus familiares de las mismas», relata el fiscal.
Finalmente, Guerra se hartó de las extorsiones y los aprietes y se presentó ante la justicia con el patrocinio del polémico abogado César Sivo. En su denuncia, abunda en detalles sobre la forma de manejarse de Demetrio: «No conforme con las “garantías” entregadas, el Sr. Demetrio siguió encontrando modalidades tendientes a avasallarme, presionarme y exigirme la devolución de las sumas adeudadas. Reitero: sin ningún tipo de claridad en cuanto a que monto ascendían […] Es así que, en ocasiones, me requirió la entrega de cheques en blanco y la transferencia a diversas cuentas bancarias en el exterior».
La investigación
El fiscal Ferreyra le tomó declaración a diversas personas en el entorno de Guerra, que dieron cuenta de la tensa relación de éste con Demetrio y las exigencias disparatadas del «prestamista». Por ejemplo, Juan Joel Guerra, uno de los hijos del damnificado, cuenta que se reunió con Demetrio y que éste le manifestó que tenían que «arrancar de cero, vendiendo un hotel que poseemos en Buenos Aires». Cabe aclarar que, para este momento, Demetrio ya había recibido, entre las diversas propiedades, un campo ubicado en el «Paraje la Polola» cuyo sólo valor ya era superior a la deuda contraída por Guerra.
Por otro lado, José Guerra, hijo también del denunciante refirió «que conoce a Demetrio desde 20222, agregando que se enteró de que su padre le había solicitado préstamos de dinero, juntándose en marzo de este año junto a su padre y un hermano con Demetrio, para ver la posibilidad de vender el campo ubicado en «La Polola» y cancelar la deuda contraída, accediendo a venderlo y pactando que con esa venta, mas la venta de una propiedad ubicada en calle Formosa y Entre Rios, cancelarían el total de la deuda que mantenía su padre con el denunciado, firmando incluso un convenio de desocupación. Finalmente, el declarante le comenta a Demetrio de otra propiedad, refiriéndole éste último que su padre (José Antonio Guerra) le debía 3 millones de dólares y que recién cuando vendiese todo le liberaría alguna propiedad, agregando que esa suma no se corresponde a los préstamos solicitados por su padre, y que al tener las propiedades como garantía, Demetrio aprovecha para solicitarles más dinero que el que corresponde.»
A estos testimonios se suman además numerosos mensajes de WhatsApp que fueron intercambiados por Guerra y Demetrio, donde queda al desnudo toda la operatoria.
A partir de estas pruebas, el fiscal Ferreyra solicitó una serie de allanamientos en los que, entre otras cosas, se encontraron grande sumas de dinero, las que no fueron secuestradas porque dicha acción no contó con el visto bueno del juez de garantías.
Además, el fiscal solicitó una: «medida cautelar de prohibición de acercamiento y de todo tipo de contacto, al imputado de autos Agustin Nicolás Demetrio, respecto de José Antonio Guerra y su núcleo familiar»
¿Protegido?
Llama mucho la atención la cobertura que al respecto de este tema han tenido los medios locales, en especial La Capital, donde sólo se hizo un breve resumen de los hechos, resguardando la identidad de quien está siendo denunciado.
Por otro lado, cabe también señalar que Agustín Nicolás Demetrio, además de inversionista, prestamista, usurero y extorsionador, es martillero. Y, curiosamente, a pesar de esta grave denuncia en su contra, no existen medidas disciplinarias por parte del Colegio de Martilleros Departamento Judicial Mar del Plata: en el listado de profesionales que figura en la página web de la institución, Demetrio como «activo». ¿Qué esperarán para, al menos, inhabilitarle la matrícula?