
Un nuevo caso de horror judicial sale a la luz: un hombre, padre de familia, debió pasar cuatro años en prisión a raíz de las denuncias de abuso sexual a sus hijas para que, al llegar al plenario, la fiscal de juicio levante los cargos, por falta de pruebas.
Es el caso de Ezequiel Ríos, hoy de 45 años de edad. Fue denunciado por su esposa, Roxana Mercedes Jaimes. La fiscal de juicio, Leyla Aguilar reveló que no sólo se le detuvo sin pruebas, sino que pericias médicas sobre las niñas, que expusieron que nada indicaba hubieran sido violentadas sexualmente, fueron ocultadas en el expediente.
Intervino en esta causa el fiscal Álvaro Garganta, quien sostuvo la carga acusatoria ante el juez de garantías de primera instancia Pablo Raele. El juez convalidó la postura de Garganta, sobre quien pesa aún un pedido de juicio político incoado en su contra cuando instaba acciones penales en contra del ex gobernador Daniel Scioli por corrupción.
Una sala de la Cámara Penal de La Plata sostuvo la detención, ignorando pruebas sólidas aportadas por la defensa de Ríos. Por caso, tal como se publica en Clarín, pericias a la ex esposa del acusado que aseguraron que la mujer tiene una estructura «de base psicótica que puede hacer perder el juicio crítico, acompañado de interpretaciones delirantes y alucinatorias del mundo externo».
Esas evaluaciones médicas, en las que coinciden profesionales oficiales y la psicóloga de parte, aseguran que Jaimes tiene «una psicosis ampliamente comprometida y es una mente alterada que puede psicotizar a sus hijos».
Tal como ocurrió en el caso de Pablo Ghismondi, el plano inclinado de la procuración fiscal, las posturas ideológicas del tipo «los niños no mienten» o «hay que creer siempre en la victima» ignoran todos estos hechos y generan situaciones en extremo graves.
Tal como señaló la abogada Fátima Silva, es hora que el procurador general de la provincia actúe a ver qué está ocurriendo con el cuerpo de fiscales y se generen actos que hagan que estas acciones dañosas y dolosas no queden impunes.
En tanto esto ocurra, es un hecho que, por sólo ser varón, se está en libertad condicional.