
El Consejo de la Magistratura suspendió a juez Martín Poderti, acusado de robar 144 monedas de oro secuestradas por la Justicia. Parece que «Rastrillo» no está solo: en otra causa, pero aquí en Mar del Plata, casi pasa algo muy parecido.
Allá por 2019, la Justicia anunciaba con por todo lo alto los avances en la llamada «Megacausa ANSES», en la que el fiscal Nicolás Czizik y el juez Inchausti investigaban a la Organización Jurídico Previsional SRL bajo la hipótesis de que un grupo de profesionales había estafado al Estado por más de 100 millones de pesos (unos $3.600 millones a valores del día de hoy) mediante la adulteración de documentación y de expedientes para lograr la asignación de jubilaciones truchas. En ese momento, se hablaba de que unas 400 personas habían conseguido, a través de estas maniobras, que se les asignaran jubilaciones por discapacidad tramitadas de manera ilegal.
Sin duda el título más rimbombante por aquella época fue que se había emitido un pedido de captura internacional ya que, según la información publicada, el abogado Héctor Adolfo Seri se encontraba prófugo en el marco de esta causa. No sólo eso, sino que en su momento, los funcionarios judiciales se ocuparon de publicar que, en un allanamiento en su casa, se habían secuestrado 536.000 pesos argentinos, diversas armas de fuego y —el detalle que nos lleva a rememorar estos hechos— tres monedas de oro.
Mucho ruido
Ahora, si algo caracteriza a la llamada «Megacausa ANSES», es la desproporcionada relación entre el ruido mediático que hubo alrededor de esta investigación, y los magros resultados que termino teniendo la misma. En el medio hicieron cualquier cosa: personas inocentes que se vieron privadas de sus beneficios previsionales, otros despojados de su libertad sobre la base de pruebas escasas y cuestionables, etc. A no olvidar que todo el asunto estuvo a punto de naufragar estrepitosamente porque uno de los jueces se jubiló y nadie se había ocupado de que, quien iba a ser su reemplazante, estuviera al tanto de cómo avanzaba el juicio. Finalmente, a fines del año pasado se establecieron algunas condenas que poco tuvieron que ver con la espectacularidad que la causa prometía.
El caso de Héctor Adolfo Seri fue bastante parecido: a pesar del pedido de captura internacional y de lo encontrado en los allanamientos, pronto se empezó a vislumbrar que este hombre no encajaba mucho con el rol que Czizik e Inchausti habían imaginado que cumplía dentro de la organización. Quizás sea por eso que, en su momento, los medios se ocuparon de hablar —y mucho— al respecto de su pasado, sus afiliaciones políticas, y de otras cuestiones que no tenían nada que ver con la causa, pero que sí afectaban su imagen pública. La principal acusación contra él, era que, como empleado de ANSES, era quien se encargaba de conseguir los expedientes, que luego se adulteraban. Sin embargo, al declarar en el juicio, él aseguró que tal maniobra era imposible: «No es posible en primer término porque las fojas vienen firmadas y foliadas y los expedientes están digitalizados».
Con respecto al pedido de captura internacional, Seri también brindó una explicación: «En primer término, manifiestó que, cuando se hizo el allanamiento a mi domicilio, me encontraba en el exterior con pasajes adquiridos con un mes de anterioridad, eso lo hacíamos combinar con un viaje del hijo de mi pareja y a mi regreso, anoticiado de esta causa, antes de migraciones, me dirijo a la PSA donde soy detenido». No estaba prófugo, estaba de viaje.
Además, agregó: «jamás retiré expedientes de la ANSES por ninguna causa. También quiero dejar constancia que desde el año 2009 trabajé en la ANSES hasta fines del año 2015, y lo hice en la gerencia regional. En 2016 en la administración de la ANSES Mar del Plata Sur, y en el 2017 en adelante en el ANSES Mar del Plata Puerto donde fui operador de atención integral».
En lo relativo al secuestro realizado en el domicilio, un cuaderno con las distintas operaciones que se hacen en esa área, agregaba: «nunca trabajé en la parte previsional, que es donde se me imputa el hecho que es un área ajena, y también manifiesto que lo dicho por el testigo acerca de retirar expedientes y alterar fojas jamás lo hice y no podría haberle hecho jamás por estar en otra área y dichos hechos carecen de sentido porque los expedientes están informatizados».
Así llegamos al día de hoy, en el que una presentación judicial dice claramente: «Habiendo adquirido firmeza el sobreseimiento dictado […] con relación a los efectos recibidos en este tribunal –caja identificada como “Efectos personales. PSA. Héctor Adolfo Seri”, convóquese al nombrado a fin de proceder a sus restitución».
Entre los efectos personales estaban, claramente, las tres monedas de oro que habían sido secuestradas cuando se allanó su domicilio. Sin embargo, sorprendentemente, en un primer momento, la Justicia le respondió que las monedas no estaban.
Ante la insistencia de Seri y sus abogados, finalmente, la Justicia admitió que sí, que las monedas están, pero le siguen dando vueltas y no se las entregan.
¿Estarán esperando que se celebre algún torneíto de poker?
Poderti y las monedas
Está perfectamente documentado que fue Martín Poderti, el juez del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, hoy suspendido por decisión del Consejo de la Magistratura quien, en su rol de secretario del Juzgado Federal Nº2 de San Isidro, ingresó en 19 oportunidades a la caja de seguridad Nº 8-44 de la sucursal San Isidro del Banco Nación en donde estaban depositadas unas monedas de oro que habían sido incautadas en una causa judicial. Luego de esas maniobras, se comprobó el faltante de 144 monedas de oro que debían estar resguardadas en esa caja fuerte. A pesar de que no existen registros de que nadie más haya accedido a la caja de seguridad entre que las monedas fueron depositadas y se detectó el faltante, Poderti tuvo el descaro —avalado por algún que otro medio local— de decir públicamente que él no tenía nada que ver, y que esta era una causa armada, un vuelto por sus valientes acciones judiciales en contra de poderosos narcos. Un delirio.
Hace un año, Rodolfo Tamborini, el legítimo dueño de las monedas de oro denunció que el juez suspendido había apostado parte de las monedas que se robó en torneos de póker que se disputaron en Brasil y Uruguay.
«Pude determinar que al menos algunas de las monedas de oro de mi propiedad que sustrajo de la caja de seguridad del Banco Nación Argentina, sucursal San Isidro, las apostó en torneos de póker», afirmó Tamborini en la causa contra Poderti. Agregó: «A poco de salir a la luz el ilícito perpetrado por Poderti y que aquí se investiga, comencé a recibir información de distintas fuentes y de diversa índole. Entre toda esa información, que sería un habitual y reconocido jugador de póker». Según Tamborini, en el sitio web Código Poker a Poderti lo apodan Rastrillo.
«Decidí, entonces, profundizar las averiguaciones y pude determinar que al menos algunas de las monedas de oro de mi propiedad que sustrajo de la caja de seguridad del Banco de la Nación Argentina, sucursal San Isidro, las apostó en torneos de póker. El 15 de marzo de 2022, Rastrillo, haciendo gala a su apodo lúdico ingresó en a la caja de seguridad, y realizó su primera ‘barrida’. Poco más de dos semanas después de ese ingreso, el 8 de abril de 2022, cruzó en automóvil a Uruguay por el paso fronterizo Gualeguaychú-Fray Bentos y al día siguiente, 9 de abril de 2022 participó de un torneo en el Hotel Enjoy de Punta del Este», afirmó Tamborini.
Capaz por eso a Seri le siguen dando vueltas y no le devuelven sus monedas: habría que averiguar si va a haber un torneo de poker importante en la región, ¿no?