Diego Armesto: “No podés despilfarrarte diez millones de dólares por la renuncia de un candidato”

El abogado constitucionalista cuestionó en la 99.9 el pedido del oficialismo para reimprimir boletas tras la renuncia de José Luis Espert. Dijo que el gasto sería “inadmisible” en un contexto donde “no hay plata ni para el Garrahan, las universidades o los discapacitados”, y calificó la situación como un acto de “amateurismo político”.

El abogado constitucionalista Diego Armesto analizó en la 99.9 la controversia generada por el pedido del oficialismo de cambiar las boletas tras la renuncia de José Luis Espert, y consideró que sería “inadmisible” destinar recursos a esa modificación. “No podés despilfarrarte diez palos verdes por la simple renuncia de un candidato”, señaló.

Armesto recordó que el proceso electoral está regido por normas claras y plazos definidos: “La ley de boleta única papel establece que 60 días antes del acto electoral se hace una audiencia donde se sortean colores y posiciones, y la justicia confecciona el modelo de boleta que luego se imprime. Todo eso implica un gasto. Si no hay plata, no podés patinarte diez millones de dólares”.

El abogado explicó que ya existe jurisprudencia que avala la validez de las boletas, aun cuando un candidato renuncie: “En 2009, la Cámara Electoral resolvió que frente a la renuncia de un candidato, la boleta se considera válida igual. La justicia puede producir el corrimiento. Además, la boleta única papel está exhibida en cada centro de votación, lo que asegura que los electores conozcan las listas completas”.

Armesto apuntó al oficialismo por haber permitido que la situación llegara a este punto. “El error lo cometió el propio gobierno, que dejó estirar tanto la renuncia de Espert. Ahora tendrán que participar todos los partidos de la audiencia convocada por la justicia electoral”, explicó.

Más adelante, fue aún más crítico con la gestión del proceso: “Esto es de un amateurismo grave. No estamos hablando de una pavada, sino de una elección de medio término, que sirve como parámetro para saber si un gobierno va bien o mal. Y se comportan como si fuera una elección de club de barrio. Parece que estuviéramos frente a una banda de adolescentes jugando a gobernar el país”.

Finalmente, Armesto reflexionó sobre el trasfondo político de la discusión y la desconexión del poder con la realidad: “La gente va a votar por la marca, por el color violeta, no por la cara en la boleta. No tiene sentido este capricho. Es como un juego adolescente. Hay una parte inmadura en las decisiones del gobierno que refleja una falta total de responsabilidad frente a la crisis económica y social que vive la Argentina”.