La secretaria adjunta de la Comisión Interna de Textilana, María Demateis, explicó en la 99.9 el acuerdo alcanzado tras la decisión empresarial de suspender al 80% del personal por sobrestock y caída de ventas. Rechazó la polifuncionalidad “sin límites” y advirtió que la vulnerabilidad laboral se profundiza ante la falta de reacción sindical.

La secretaria adjunta de la Comisión Interna de Textilana, María Demateis, describió en la 99.9 la grave situación que enfrentan los trabajadores de la histórica fábrica marplatense. Según relató, hace unos diez días la empresa los convocó a una reunión en el Ministerio de Trabajo junto al sindicato para anunciar que, “debido a un problema de sobrestock, faltas de venta y problemas financieros”, necesitaba “reducir el personal en un 80% por seis meses”, pagar el aguinaldo en tres cuotas y abonar a los suspendidos “un 75% del salario de bolsillo”.
Demateis reconoció que, si bien sabían que había sobrestock y baja de producción, “fue un shock muy grande” escuchar la propuesta. Tras dialogar con los trabajadores, se aceptó la suspensión, pero lograron reducir el plazo: “No son seis meses, son cuatro meses y medio. Para el primero de abril ya estaríamos trabajando de vuelta”. También consiguieron que el aguinaldo se pagara en dos cuotas —el 18 de diciembre y el 8 de enero— y que el salario de los suspendidos subiera “tres puntitos más”. En total, 175 trabajadores quedaron suspendidos desde el lunes, mientras unos 65 continúan en actividad.
La dirigente advirtió que, además de las suspensiones, la empresa planteó avanzar con una reforma laboral interna basada en “polifuncionalidad de tareas, de horario y de días de trabajo”. Aclaró que el convenio de la Asociación Obrera Textil contempla cierto grado de rotación, pero lo que rechazan es que se les cambien horarios, se agreguen horas o se los envíe a realizar tareas fuera de su radio habitual: “Lo que está pretendiendo la empresa es que puedan disponer de las personas y que los trabajadores no puedan negarse al horario, día y tarea que la empresa entienda”.
Ese planteo fue rechazado “de plano” en la asamblea del 13 de noviembre: “No solamente por los trabajadores que quedaron, sino también por los que van a volver el primero de abril”, aseguró.
Consultada sobre la estructura productiva, Demateis afirmó que Textilana no sufre una crisis tecnológica: “La empresa tiene la más alta tecnología que se pueda imaginar. Muchas máquinas hacen la prenda completa, no necesita costura”. Sin embargo, advirtió que ese sistema —sumado al modelo productivo tipo toyotista, con metas cronometradas— contribuyó al sobrestock actual. “La fábrica no está en crisis, la fábrica está abierta, no va a cerrar. El tema es que estamos en crisis somos los trabajadores, siempre somos el hilo más delgado por donde se recorta primero”.
En ese sentido, criticó la falta de defensa generalizada del empleo: “Somos tan vulnerables los trabajadores… Hoy leía que una fábrica en Corrientes cerró y dejó a todos en la calle. Somos el primer eslabón donde se nos descarta. Y eso es posible porque no hay reacción por parte de los sindicatos y de las centrales sindicales”.
Sobre la actuación oficial, señaló que “el Ministerio estaba dispuesto a homologar lo que las partes acordaron”. Explicó que, ante el riesgo de despidos masivos, aceptaron “un mal menor, que fue la suspensión con el 78% del salario de bolsillo y la posibilidad de volver en abril. Ante una extorsión, se eligió”.
Según Demateis, la empresa justifica el ajuste en la falta de ventas, algo que considera real: “No lo vamos a negar. Hay falta de venta, se nota mucho”. Recordó que Textilana ya había despedido a 150 trabajadores en los últimos dos años, y que actualmente “todos los que quedamos somos de 15 años de antigüedad para arriba”. Agregó que la importación de productos baratos y el bajo poder adquisitivo “relegan las compras”, incluso en una firma que históricamente trabajó con precios populares. “Hoy estamos endeudados, pensando solo en lo más básico. Esa es la realidad en la que estamos inmersos”, concluyó.