El biólogo marino analizó en la 99.9 por qué se registran cada vez más ballenas, delfines y orcas en Mar del Plata. Señaló que hay recuperaciones poblacionales reales, menos presión pesquera y un papel decisivo de la tecnología y la ciencia ciudadana.

El biólogo marino Diego Rodríguez explicó en la 99.9 que el incremento de avistajes de ballenas, delfines y orcas en la costa marplatense es el resultado de fenómenos simultáneos. “Las poblaciones cambian y no todo sigue igual”, afirmó al inicio, aclarando que la tecnología —capaz de registrar y difundir información en tiempo real— potencia la visibilidad de procesos biológicos que, en parte, ya estaban en marcha.
Rodríguez resaltó que ciertas especies muestran recuperaciones notables, como la ballena jorobada, cuyos registros se multiplicaron tras décadas de protección. “Hoy la especie está en los mismos niveles previos a la ballenera, por eso es más frecuente verla”, indicó. En el caso de las orcas, si bien los motivos no están totalmente definidos, también hay un aumento de registros, alentado por redes sociales y reportes ciudadanos.
Frente a la percepción de pescadores deportivos sobre la mayor abundancia de peces, Rodríguez consideró plausible que la drástica reducción de la flota costera haya permitido la recuperación de algunos recursos. “Los animales detectan el alimento: aprenden socialmente, cooperan, y esa información se transmite rápido dentro de la población”, sostuvo. De todos modos advirtió que la pesca costera tiene menos datos históricos sistematizados que la pesca industrial, lo que exige cautela antes de confirmar tendencias.
Uno de los cambios más profundos que describió fue la desaparición de las toninas en la provincia de Buenos Aires. “Hoy quedan menos de 200 animales”, detalló, y explicó que ese vacío habría sido ocupado por delfines comunes, mucho más sociales y visibles en grandes grupos. Este reemplazo ecológico, dijo, genera la sensación de un aumento significativo de presencia de cetáceos en general.
El especialista subrayó el valor de la ciencia ciudadana para comprender estos procesos: “Es una fuente inagotable de información, siempre que haya análisis crítico detrás”. Señaló que su equipo cruza horarios, ubicaciones y reportes para evitar interpretaciones erróneas, como confundir múltiples avistajes de una misma ballena con la presencia de varios grupos.
En la parte final de la entrevista, Rodríguez amplió la reflexión hacia la comunicación científica y ambiental. “Hay herramientas impresionantes para informar, pero no se utilizan de manera constante ni se evalúa el impacto”, cuestionó, mencionando la caída de la vacunación y las fallas en las campañas de separación de residuos como ejemplos de problemas sostenidos de comunicación pública.
“Las poblaciones cambian y no todo sigue igual”, insistió Rodríguez, señalando que comprender lo que ocurre en el mar —como en otros ámbitos sociales— requiere continuidad, datos confiables y participación activa de la ciudadanía.