Ricardo De Titto: “La historia siempre mezcla memoria, ficción y política, y la Vuelta de Obligado es un ejemplo perfecto”

El historiador analizó en la 99.9 la construcción de los relatos históricos argentinos, el rol de la memoria como categoría cultural y el sentido actual del feriado por la Vuelta de Obligado. Además, revisó el combate contra la flota anglo-francesa y explicó por qué lo considera una “victoria pírrica” para ambos bandos.

El historiador Ricardo De Titto dialogó con la 99.9 a partir de su última columna publicada en Clarín, en la que reflexiona sobre la delgada frontera entre ficción y realidad en la construcción de los relatos históricos. “Desde los orígenes más antiguos, desde la Odisea, trabajamos con una narración que pueda ser contada a otros. Ya sea oralmente, por escrito o ahora en redes sociales. Cada vez creo más que hay una línea difusa entre la ficción y la realidad, entre la historia y la memoria, que se ha instalado como categoría cultural”, señaló.

En ese marco, De Titto se refirió al feriado por la Vuelta de Obligado. Aseguró que la fecha “terminó convirtiéndose más en un clásico turístico que en una conmemoración histórica”, algo que ilustra —según dijo— cómo ciertos episodios quedan “en una nube llena de elementos mezclados”, donde la política, la tradición y la necesidad de contar con héroes operan simultáneamente. “Se construyen figuras que la sociedad toma como referencia, viejos dioses o semidioses convertidos en personajes históricos”, explicó.

Sobre el combate de la Vuelta de Obligado, que enfrentó a las fuerzas de las Provincias Unidas con la flota anglo-francesa, el historiador retomó pasajes de su artículo para contextualizar esa jornada. Recordó la arenga del general Lucio Norberto Mansilla —“una motivación muy fuerte para la tropa”— y el momento en que los soldados entonaron el Himno Nacional antes de iniciar el fuego. “Eso está comprobado: fue parte de la liturgia del rosismo, muy afín a las pompas, homenajes y un culto a la personalidad que tenía características cesaristas”, afirmó.

Consultado sobre la descripción del combate como una “victoria pírrica”, De Titto detalló las razones. Con más de 240 muertos y más de 400 heridos del lado argentino, y unas 150 bajas entre los invasores en las primeras horas, ambos bandos pagaron un costo alto. “La artillería argentina era muy débil frente a los cañones anglo-franceses. Del otro lado, la flota sufrió daños importantes en cinco navíos y se encontró con un escenario desolador en su avance: no vendieron lo que esperaban y la incursión terminó siendo menos lucrativa de lo que imaginaban”, señaló.

Incluso relató que el almirante británico Inglefield calificó el combate como “bizarro”, expresión que atribuyó al desconcierto de una potencia que esperaba una resistencia menor. “Para las potencias era natural aplicar aquí el principio de libre navegabilidad de los grandes ríos, similar al Rin en Europa. Lo consideraban un derecho. Y por eso la defensa argentina, más simbólica que efectiva, los sorprendió”, explicó.

De Titto también destacó la irrupción tecnológica de la época: “Fue la primera vez que una nave de guerra a vapor llegó a estas tierras, algo completamente novedoso”. Aun así, señaló que el combate incluyó momentos de lucha cuerpo a cuerpo en la ribera, en medio del barro y los pantanales, lo que muestra su carácter “fragoroso”.

Finalmente, el historiador afirmó que la batalla tuvo un efecto más político que militar. “El prestigio de Rosas creció mucho por el acto de resistencia, reforzado por la prensa americana y el apoyo expreso de San Martín”, indicó. No obstante, recordó que el posterior acuerdo con ingleses y franceses benefició principalmente a la aduana porteña y no a los puertos del interior ni a Paraguay, “históricamente aislado”.

“Es un episodio cargado de sentido simbólico, usado en distintas épocas para construir memoria y relato”, concluyó.