Malas lenguas 1470

Y, al final, sólo un presente gris. Supuestamente, era de suyo —en aquel momento, cuando saliendo del Hotel Libertador a Guillermo Montenegro le preguntaron por su ascenso a ministro, y él contestó que no era momento para hablar de ministerios— que el tema estaba cerrado. Finalmente, fue blanqueado que no, al saberse que pediría licencia en la intendencia para asumir el gris cargo de senador provincial. El viernes pasado, en el streaming de Infobae, lo tomaron para la chacota en la edición de la tarde, cuando el periodista Santiago Mayol afirmó que, fuentes de la Casa Rosada, sostuvieron que jamás hubo una oferta o siquiera una charla al respecto. Toda fábula, llega a su fin.

De quejas y complacencias I. Los políticos con mayor incidencia en el ejercicio del poder local miran para otro lado cuando los se cuestiona por la falta del ejercicio de las labores propias de la gestión. ¿Salud, asfaltos, luminarias, corte de pasto? Ni se inquietan. Eso sí: se lamentan de que ningún periodista hable de que, luego de seis años, habrá tres «arenas» en la ciudad, generando un escenario de turismo joven que, aseveran, ya tomó a Mar del Plata como el lugar del verano. Bueno, finalmente han tenido su página de elogios a más no poder.

De quejas y complacencias II. En la edición de este miércoles del Ladrey no-news hay un extenso párrafo con las palabras que al ejecutivo le gusta escuchar, casi en una réplica de baja estofa del diario de Irigoyen. Es obvio que hay un alto nivel de inversión en obras, eso es un hecho. Sobre que habrá tres arenas, producto todo de inversión privada, decimos: chappeau. Pero la ciudad necesita urgente cambiar la dinámica actual: está todo, y hay mucho por hacer para darle a estas inversiones el marco que necesitan.

Pocos, o casi ningún cambio. El pedido de licencia de Guillermo Montenegro cambió todo: la renovación sub 40 que se proponía, naufragó antes de hacerse a la mar. Quienes tienen los votos, dicen fuerte y claro: «no hay cambios sin un acuerdo que incluya a la UCR». Los sueños húmedos de quienes presumían de llegar para «manejar» la ciudad, han capitulado.

¿Y la pesca? Los anuncios del acuerdo de comercio con Estados Unidos están siendo criticados por no incluir a la industria pesquera. No sería tan así: funcionarios de alto nivel se asombran de que nadie tenga el nivel o el sentido común de tocar timbre en la agregaduría comercial de la embajada. No obstante,  Mariano González, gerente de la Cámara de Frigoríficos Exportadores (Cafrexport), dijo que esta oportunidad puede ser «la puerta de entrada a una negociación». Otros protagonistas del ramo se han mostrado algo menos optimistas frente a lo que pueda deparar de estas nuevas condiciones. Estados Unidos es el tercer destino más importante de las exportaciones pesqueras argentinas, con un volumen que representa unos 200 millones de dólares, pero con una carga adicional que cuesta mucho sobrellevar: deben afrontar aranceles de 10% para ingresar a ese mercado. Esta barrera es el objetivo a reducir o eliminar. Una batalla económica ante la cual, el sector debería alinear fuerzas.