Juan Carlos Bellino, presidente del Hogarcito de los Niños, describió en la 99.9 un escenario de creciente inseguridad en el barrio: robos a mano armada, docentes traumatizadas, circulación de droga a la vista de todos y un patrullaje policial prácticamente inexistente. “Con bases como estas, ¿qué podemos esperar?”, advirtió.

El presidente del Hogarcito de los Niños de Parque Palermo, Juan Carlos Bellino, brindó un crudo testimonio en la 99.9 sobre la situación de extrema inseguridad que atraviesa la institución y el barrio. Ubicado en Labardén 3036, el hogar funciona en una zona que “hace bastante tiempo está considerada de riesgo”.
Bellino explicó que, a diferencia de barrios como Las Heras, donde la urbanización trajo mejoras, en Parque Palermo las calles se deterioran rápidamente con las lluvias, dificultan el ingreso policial y “facilitan la delincuencia”. En ese contexto, el Hogarcito sufrió en pocos meses dos robos a mano armada de autos, ambos a las maestras de la escuela de adultos que allí funciona, con alrededor de quince alumnos.
Según relató, a una de las docentes le robaron el auto en Balcarce y Jara hace algunos meses. Poco después, el viernes pasado, la otra maestra fue asaltada a punta de pistola en la puerta del hogar, donde la estaban esperando con su hijo menor. El impacto emocional fue devastador: “La maestra quedó difónica y con ataque de presión. Más allá del auto y del trámite del seguro, las secuelas en la vida de la gente no se contemplan”, afirmó Bellino.
El dirigente remarcó que la situación de violencia está atravesada por una problemática instalada en el barrio: la venta de droga a diario, en lugares que “todo el mundo conoce, menos la policía”. Recordó que Mar del Plata tiene un historial reciente que agrava la desconfianza ciudadana: “Tenemos un jefe departamental de drogas peligrosas preso y un comisionado preso. Con bases como estas, ¿qué podemos esperar como sociedad?”.
Bellino informó que concurrió a la comisaría 16 junto a la secretaria del Hogarcito para dejar asentado lo sucedido y pedir presencia policial. “El sargento tomó los datos y dijo que el comisario me llamaría. Espero que hoy puedan concretarlo, porque necesitamos que pasen por acá al menos una vez por día”, señaló.
Para el presidente del Hogarcito, la ausencia de control es evidente: “La inseguridad, la droga y la falta de patrullajes dejan a vecinos, docentes y niños completamente expuestos”. Mientras tanto, dos maestras están fuera de sus tareas por el impacto emocional sufrido, y en el hogar persiste el temor a nuevos ataques.