José Esain: “Mar del Plata necesita una política clara y sostenida para gestionar su arbolado urbano”

El abogado especialista en Derecho Ambiental analizó en la 99.9 los ejes centrales de su libro Arbolado Urbano y Derecho Ambiental, y remarcó que el municipio cuenta con herramientas normativas para ordenar el arbolado público, pero aún falta aplicarlas de manera efectiva.

El abogado José Esain, especialista en Derecho Ambiental, dialogó en la 99.9 sobre los contenidos de su libro Arbolado Urbano y Derecho Ambiental, un trabajo que analiza el marco jurídico vigente y los desafíos que enfrentan las ciudades, particularmente Mar del Plata, en materia de arbolado público. “Mucha gente identifica el derecho ambiental solo con el ambiente natural. Nosotros trabajamos también el ambiente urbano, que tiene incidencia directa en la calidad de vida”, explicó.

Esain señaló que el libro distingue dos dimensiones: la protección del árbol en la naturaleza —vinculada a leyes de bosques y convenios de biodiversidad— y la regulación del arbolado urbano, que se trata desde la perspectiva de la calidad ambiental. En ese sentido, destacó que la Corte Suprema ya ha incorporado el ambiente urbano como parte del derecho ambiental que el Estado debe garantizar.

Para su elaboración, el Grupo de Análisis de Derecho Ambiental (GRADA) de la Facultad de Derecho recopiló normativa de diversas provincias, ordenanzas municipales y disposiciones constitucionales referidas al arbolado. En el caso de General Pueyrredón, se analizó el Código de Preservación Forestal (Ordenanza 9784), donde se declara al arbolado de interés público, pero también se coloca sobre los frentistas la responsabilidad por la implantación, conservación y cuidado de los ejemplares. “Es una rareza del código”, advirtió.

El especialista recordó que hubo fallos contradictorios sobre este punto: en el año 2000, la Cámara Civil y Comercial responsabilizó a un frentista por la caída de un árbol; luego, la Cámara Contencioso Administrativa estableció que la responsabilidad es concurrente. “Si el frentista no se ocupa puede tener responsabilidad, pero también la tiene el municipio cuando carece de una política adecuada de fiscalización, evaluación y reemplazo de especies”, sostuvo.

Esain enumeró los instrumentos actuales con los que cuenta el municipio y lamentó que muchos no se estén aplicando. En particular, señaló la Ordenanza 25.850 —aprobada a fines de 2022— que establece un Programa de Arbolado Público y Espacios Verdes. “Dice exactamente cuál es el rol del municipio: hacer un inventario del arbolado urbano, monitorear su estado, ordenar el territorio por zonas, planificar la reposición gradual, crear y mantener viveros municipales y priorizar especies autóctonas o adecuadas para evitar problemas de alergias y riesgos de caída”, detalló.

También mencionó la importancia de fortalecer las reservas forestales del partido y promover educación ambiental con la participación de especialistas locales. “En Mar del Plata hay excelentes profesionales para consultar en estos temas”, señaló.

Sin embargo, el diagnóstico sigue mostrando falencias estructurales. Calles con árboles caídos o dañados que no se reponen, especies afectadas por plagas como el bicho taladro, y sectores enteros sin cobertura arbórea conviven con zonas de buen desarrollo vegetal. “Cada vez que hay viento de más de 30 o 35 kilómetros por hora se cae algún árbol. Por suerte no hemos tenido desgracias personales, pero es evidente que no hay control”, expresó el conductor del programa.

Frente a este panorama, Esain remarcó que los instrumentos existen, solo falta voluntad de aplicación. Recordó además la creación del Consejo de Arbolado Público, contemplado en la misma ordenanza, que podría integrar a especialistas, representantes del Concejo Deliberante y ciudadanos interesados. “Sería un vehículo para llevar propuestas y controlar la implementación. Anoche revisé la página municipal y no vi que el censo estuviera online. No sé si se está realizando o no”, observó.

Para Esain, gestionar adecuadamente el arbolado urbano comienza por un paso básico: saber qué especies hay y dónde están. “Es el comienzo para poder gestionar de manera adecuada el arbolado”, concluyó.