El CEO de Lisicki, Litvin & Asociados analizó en la 99.9 los alcances de la primera etapa de la reforma tributaria impulsada por el Gobierno. Valoró la “ley de inocencia fiscal”, la reducción de cargas impositivas y los incentivos a la inversión, y destacó que varias medidas pueden dinamizar la economía, aumentar la oferta de alquileres y aliviar a empresas y contribuyentes.

En diálogo con la 99.9, el tributarista y CEO de Lisicki, Litvin & Asociados, César Litvin, evaluó el alcance de la primera etapa de la reforma tributaria que impulsa el Gobierno nacional y remarcó que se trata de un “paquete amplio, con múltiples capítulos, que marca un rumbo claro hacia la reducción de la carga fiscal y la reactivación económica”. Para el especialista, estas medidas representan “el inicio de un proceso que, por primera vez en muchos años, apunta a sacar presión sobre empresas, personas y sectores productivos”.
Litvin comenzó detallando la denominada ley de inocencia fiscal, cuyo tratamiento había quedado suspendido en el Congreso. Señaló que la actualización de los montos para denuncias penales tributarias es “una deuda largamente pendiente” y destacó que el nuevo régimen simplificado de Ganancias permitirá que quienes ingresen puedan “usar libremente los dólares guardados sin que se les exija demostrar su origen para operaciones patrimoniales o financieras”. Según dijo, esta medida busca “mover dólares que hoy están inmovilizados y que cada día valen menos por la inflación internacional”.
En ese punto, enfatizó que la norma “cierra el circuito” para que esos fondos puedan ingresar al consumo y la inversión: “Si se liberan esos dólares, hay más movimiento en la economía, más inversión, más operaciones inmobiliarias y financieras que hoy no se hacen por temor o por trabas normativas”.
Respecto de las modificaciones incluidas dentro del capítulo laboral, explicó que contienen un conjunto de reducciones impositivas. Aclaró que no se trata aún de una reforma integral, porque “para eso debe haber acuerdo con las provincias y los municipios, que en los últimos años han creado tasas muy elevadas, muchas veces sin relación con el servicio que prestan”. Sobre ese punto, insistió: “La voracidad fiscal de municipios y provincias es uno de los grandes temas pendientes. Esto recién empieza”.
En materia inmobiliaria, Litvin celebró la exención del Impuesto a las Ganancias para los alquileres destinados a vivienda y aseguró que la medida puede impactar directamente en el mercado locativo: “Si aumenta la oferta de inmuebles, es probable que bajen los precios. Y además puede motivar a quienes tienen dólares inmovilizados a invertir en ladrillo, sabiendo que el alquiler no pagará Ganancias”. Del mismo modo, valoró la eliminación del impuesto a la venta de inmuebles adquiridos desde 2018: “Es un cambio muy relevante. Hoy cualquier persona que vende un inmueble comprado después de ese año paga el 15% sobre la utilidad. Con esta reforma, quien no sea habitualista directamente no paga nada”.
También profundizó en los cambios al tratamiento de los instrumentos financieros. Subrayó que la exención para acciones, obligaciones negociables, ADR y otras inversiones —excepto moneda digital— “es un incentivo directo para que vuelvan los capitales al mercado”. Para Litvin, esta medida “corrige un sesgo antifinanciero que nunca tuvo razón de ser y que afectaba al desarrollo del mercado de capitales argentino”.
En relación con el sector agropecuario, destacó la equiparación del tratamiento impositivo entre establecimientos de cría y de invernada: “Históricamente la cría tuvo un beneficio que la invernada no. Equiparar significa darle oxígeno a miles de productores que estaban en inferioridad de condiciones y que ahora van a tener un escenario más razonable”.
También remarcó la reducción de la alícuota del Impuesto a las Ganancias para empresas: “Las que estaban en el 30% pasan a tributar 27%, y las que estaban en el 35%, bajan a 31,5%. Esto significa más recursos disponibles para la inversión, que es lo que el Gobierno busca: dar margen para que las empresas puedan contratar más personal, modernizarse y producir”.
Uno de los anuncios más celebrados por Litvin fue la eliminación del impuesto interno a los autos, un tributo que —recordó— “encarecía significativamente el precio final”, especialmente en vehículos de gamas sujetas al gravamen. “Para los modelos que hoy rondan los 80 millones de pesos, esta eliminación puede significar una baja del 18% del precio. Es un alivio enorme para un segmento castigado por la carga fiscal”, afirmó. A ello se suma la eliminación del impuesto interno sobre telefonía celular y satelital: “Todos lo notaremos en la factura. Es un costo que desaparece, y eso automáticamente implica pagar menos”.
Litvin agregó que también se eliminan impuestos internos para embarcaciones de recreo, aeronaves, motos y motores, quedando solo gravados el tabaco, las bebidas alcohólicas, la cerveza y las bebidas analcohólicas con jarabes y concentrados: “Es una depuración lógica. Los impuestos internos son selectivos; no tenía sentido que recayeran sobre tantos bienes”.
Sobre los incentivos a la inversión, destacó la creación del RINI, un régimen que considera más “para pequeñas que para medianas inversiones”, ya que comienza a regir desde montos de 150 mil dólares: “La amortización acelerada permite que las empresas paguen menos Ganancias en los primeros años. En la práctica, es un estímulo directo para quien quiere invertir pero encuentra la carga fiscal demasiado anticipada”.
Litvin concluyó que esta primera etapa marca un rumbo auspicioso: “Estamos en una línea clara: bajar impuestos para que fluya la economía. Más inversiones, más actividad, más operaciones inmobiliarias, más dinamismo en el mercado de capitales y un alivio real para contribuyentes y empresas”. Y agregó, con una mirada optimista: “Creo que estamos llegando —por fin— a eso tantas veces prometido: la baja de impuestos”.