El escritor y periodista Marcelo Larraquy habló en la 99.9 sobre su último libro “Recen por él” que relata partes puntuales de la vida del Papa Francisco. “No hay nada peor que tener una Iglesia que viva a contramano de la sociedad y ese fue el cambio fuerte en estos meses de papado”, destacó.
Bergoglio se ha transformado en un personaje inspirador, pero no sólo para la humanidad que buscaba una respuesta en la Iglesia Católica, sino también en el periodismo que quiere contar las distintas aristas de una historia muy particular.
Marcelo Larraquy publicó recientemente el libro “Recen por Él” dedicado a tramos específicos de la vida del Papa Francisco. En la 99.9, habló sobre los temas abordados en su material: “me sentí muy cómodo trabajando en la biografía de Bergoglio porque me resultaba familiar el tema de los 70 que fueron importantes en la vida del Papa. La violencia y la ideología, el clima y la atmósfera que se vivió en Argentina, se vivió en la compañía de Jesús también. La curia provincial era una habitación como la que tiene ahora Bergoglio. Las historias estaban concentradas en un solo lugar”, explicó.
Al remontarse a la década del 70, el escritor aclaró sobre Bergoglio que, por esos años, “estuvo a la defensiva porque es un hombre moderado, de equilibrio, apegado a la teología popular. Era un cura que estaba en contra de los vientos dominantes más radicales de la Iglesia, incluso iba a contramano de los propios jesuitas de Américas. Esto no quiere decir que fuese un conservador al estilo de la jerarquía eclesiástica”.
Pero con el correr de los años, fue posicionándose de manera distinta ante el poder, sobre todo cuando llegó a ser Obispo de Buenos Aires. “Sobre su relación con el kirchnerismo, se puede decir que Bergoglio siempre tuvo una relación de inquisidor del poder político, no sólo con ellos, sino con los cinco presidentes que pasaron mientras fue Obispo de Buenos Aires y luego Cardenal. Si se revisan los homilías con Menem, De La Rúa, Duhalde y Kirchner con las mismas, la única diferencia es que Kirchner las enfrentó, cosa que los otros presidentes no hicieron. Bergoglio encuentra ahí un contendiente de peso. Yo también cuento el combate interno durante los años”, resaltó Larraquy. Luego abundó: “eran dos contendientes que asumían el lugar que tenía cada uno, sabían de la importancia política. Para presentar la relación, Kirchner lo llama a Bergoglio ni bien asume porque quería hablar con él en la Casa de Gobierno y le dijo que no. Después dijo que si Kirchner quería hablar con él, tenía que ir a la Catedral, no al revés”.
Hubo momentos en la vida de Bergoglio donde era difícil pensar que llegaría a este nivel de popularidad con el puesto más importante dentro de la Iglesia: “a los 55 años estaba en Córdoba apartado de la compañía de Jesús, confesando prostitutas, era un cura en retiro prácticamente porque había una línea interna nueva que lo había abandonado completamente porque tenía disidencias políticas. Lo salvó Quarracino”.
Los cambios radicales que ha traído al mundo, lo han llevado a posicionarse como uno de los personajes más importantes del mundo: “se convierte en uno de los líderes mundiales de un momento a otro con su intervención por Siria con una oración. Estuve en ese momento y fue muy fuerte, desde un mensaje pastoral y humanista, se estaba oponiendo a la intervención norteamericana en Siria. En ese momento llevaba cuatro o cinco meses de pontificado con muchos problemas internos y externos”, mostrando un claro ejemplo de sus decisiones.
Su investigación lo ha llevado a tomar una mayor conciencia del fenómeno del Papa Francisco a nivel mundial y por eso culminó indicando que “los argentinos no tenemos dimensión del liderazgo de Bergoglio, lo digo simplemente describiendo la escena. No es una Iglesia que está bajando línea, sino que es una Iglesia que está escuchando. No hay nada peor que tener una Iglesia que viva a contramano de la sociedad y ese fue el cambio fuerte en estos meses de papado”.