También declaró el periodista Daniel Santoro, quien prometió ampliar la información.
El senador nacional Gerardo Morales (UCR-Jujuy) ratificó ante la Justicia, bajo juramento, que fue víctima de espionaje ilegal por parte del jefe del Ejército, teniente general César Milani, y denunció que hubo aumentos del presupuesto para reforzar el área de Inteligencia.
También declaró el periodista Daniel Santoro, quien, según Morales, fue víctima del aparato de espionaje estatal. Se comprometió a entregar a la Justicia el nombre de quien sospecha que es el suboficial asignado a espiarlo cuando chequee esa información.
Las declaraciones fueron brindadas ante el juez federal Julián Ercolini, quien investiga si existieron esas tareas de inteligencia ilegales. El magistrado allanó el lunes de la semana pasada el séptimo piso del edificio Libertador, donde, según la denuncia de Morales, existía una sala de situación. Desde allí, supuestamente se monitoreaban las causas judiciales en las que Milani es investigado por violaciones a los derechos humanos en La Rioja y en Tucumán.
Ercolini revisó durante varias horas las computadoras que estaban allí y no encontró nada vinculado con la denuncia, dijeron fuentes judiciales a LA NACION. Se analizó el contenido de los discos mediante buscadores colocando voces como “Morales” o “Santoro” y lo que les devolvió el sistema fueron innumerable cantidad de archivos, pero del “clipping” de medios que se realiza diariamente en cualquier dependencia pública o empresa privada para conocer que sale publicado sobre asuntos de su interés.
Ayer, frente al juez, el senador hizo una larga declaración de alto contenido político, según deslizaron en tribunales, con poca información adicional a la que había aportado en la denuncia original. Al concluir, Morales se comprometió a aportar documentación que dijo puede ser de interés de la investigación.
Santoro, por su parte, relató los problemas que viene sufriendo desde tiempo atrás cuando hackearon su correo electrónico y afrontó intentos de causarle “desprestigio”. Pero evitó dar precisiones sobre el supuesto suboficial de inteligencia afectado a seguir sus pasos, hasta que no chequeara esa información.
Morales presentó pedidos de informes sobre los gastos operativos y las ampliaciones presupuestarias para la fuerza que presentó en el Senado y ante el Ministerio de Defensa, y puso a su disposición su computadora y su celular.
“Nos encontramos ante una paradoja: ¿cuál es el sentido último del crecimiento presupuestario verificado en el área de la inteligencia militar, si en términos estratégico-nacionales, la Argentina avizora un futuro cercano sin amenazas armadas por parte de potencias extranjeras?”, cuestionó Morales.
Además, se preguntó: ¿qué inteligencia o espionaje llevan adelante más de 700 individuos en el Ejército cuando no hay nada que espiar? ¿A qué se dedican? ¿Está controlada por el Congreso?”.