La obsesión por consultar las redes sociales y WhatsApp hace que una persona pueda perder la atención parcial de lo que está ocurriendo a su alrededor.
Las personas pasan cada vez más horas pegadas a una pantalla. Algunos lo hacen por trabajo, pero en su mayoría lo hacen por placer.En general, comprueban si recibieron un nuevo mensaje, mantienen varias conversaciones por WhatsApp y consultan en Facebook, Twitter y otras redes sociales. El problema es que lo hacen en todo momento, mientras ven televisión, comen o en cualquier momento del día.
En Uruguay, casi todos los usuarios de Internet tienen una cuenta en Facebook y, según las encuestas, es lo segundo que más utilizan después de buscar sobre “temas de interés”.
Algunos autores han alertado sobre los efectos que estos procesos tienen en la mente. Por ejemplo, Nicholas Carr, en su obra “¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?”, dice:“pierdo el sosiego y el hilo, empiezo a pensar qué otra cosa hacer. Me siento como si estuviese siempre arrastrando mi cerebro descentrado de vuelta al texto. La lectura profunda que solía venir naturalmente se ha convertido en un esfuerzo”.
Manfred Spitzer, director de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de España y autor del libro “Demencia Digit@l”, se mostró preocupado por cómo afecta el aumento de la tecnología en el cerebro de los niños. Según dice, tener más acceso a estas pantallas no les viene bien: “la utilización de computadoras en edades muy tempranas en la guardería puede motivar trastornos de la atención, y a una edad posterior, todavía en edad preescolar, puede conducir a trastornos de la lectura”.
Sin embargo, la Federación de Editores de España no cree que los menores lean menos. “Frente al tópico generalizado, es el sector más lector”, asegura Antonio María Ávila, secretario de la federación. “Hay dos tipos de lectura, una práctica y otra más reposada. Lo que sucede al leer digitalmente, a través de una tableta o de la PC, es que uno siente más la necesidad de comentar lo que lee con todo el que pueda”, apunta.
De todas maneras, los expertos creen que hay un nuevo fenómeno que afecta cada vez más la atención parcial continua. Y eso es atribuido a cuando las personas pasan mucho tiempo ante una pantalla. Allí, “estamos pendientes de muchas cosas, pero sin llegar a solidificar nada”, describe José Antonio Luengo, psicólogo educativo. Y agrega: “lo que sucede es que la lectura en pantalla es incompleta. El problema es que pasamos demasiado tiempo en ese tipo de lectura y dedicamos menos a la más sosegada”.
Si bien para Luengo la cantidad de lectura es mayor, “en la lectura digital hay una cierta dispersión. Vas de una pantalla a otra, el texto te lleva a un video y luego a un mapa, y la concentración es menor”.
La Fundación Sánchez Ruipérez ha hecho varios estudios sobre el impacto de la lectura digital en menores y adultos. “Todos los datos que manejamos nos dicen que los niños leen más ahora que los de hace 10, 20 y 30 años, tanto en número de libros como en frecuencia”, asegura Luis González, director de la organización.