El director del ISEPCI, Isaac Rudnik, habló esta mañana en la 99.9 sobre el aumento de precios que se dio sobre el final del 2013 y las repercusiones que tendrá en la canasta básica de los argentinos. “El avance inflacionario fue motorizado por el aumento de los alimentos”, agregó.
Durante los últimos dos meses del 2013, el índice de precios en nuestro país sufrió un importante aumento que inmediatamente repercutió sobre la canasta básica de alimentos, uno de los medidores habituales de la inflación.
Desde el ISEPCI, han analizado la cuestión y su director, Isaac Rudnik explicó las conclusiones en la 99.9 esta mañana: “desde que nosotros iniciamos el proceso de construcción del índice barrial de precios, el valor de la canasta básica de alimentos se ha ido ampliando. A mediados de 2011, la diferencia era de un 70%, y ahora estamos cerca de un 200%. En estos dos años y medio hubo una sola vez que el INDEC anunció un aumento del 1,05%, fue a mediados del año pasado; si no, siempre gira en el 0,8 o 0,9%”.
El incremento en el precio de los alimentos termina agregando un punto más a la inflación: “el avance inflacionario fue motorizado por el aumento de los alimentos. Ya consignamos un aumento de cerca del 30% en el último año, que marca una aceleración que parecía que se había frenado en la primera mitad del año”.
En nuestro país, aquellos alimentos que tienen un gran aumento en sus precios se siguen consumiendo por una cuestión prácticamente cultural. “Nosotros hacemos el seguimiento de 50 productos de la canasta básica que no son reemplazables por otros, como los fideos y la harina. Están incorporados de una manera que es difícil de reemplazar. En el último año, el motor del avance principal estuvo en los productos de almacén y tiene una significación especial. Son sectores donde hay mucha monopolización, como los lácteos, las harinas y el enlatado”, puntualizó Rudnik.
Uno de los más claros ejemplos es la carne, que en muchos casos ha sido reemplazada por productos similares. En este sentido, el director del ISEPCI aclaró: “la carne vacuna se ha ido reemplazando por otros productos, como el pollo o el cerdo, pero son productos que tienen una ponderación muy importante en la dieta de los argentinos. En muchas familias se come como mínimo 3 veces por semana carne”.
En caso de querer cambiar esos hábitos, Rudnik aclaró que la principal responsabilidad es del Gobierno de la Nación: “la promoción de otros productos y cambios en la dieta es indispensable y debería ser tomada por el Estado, para que tenga efectividad. Debe estar dentro de una planificación, por lo menos, de mediano plazo. Es difícil que suceda cuando estos procesos de aceleración de precios están causados por situación de monopolización que por una estructura de costos”.
Mientras no exista un plan macroeconómico para mejorar los aspectos básicos que se reclaman en los últimos años, la situación seguirá por los mismos carriles. “Hay que tener una planificación de mediano plazo para beneficiar a la mayoría de los consumidores”, finalizó Rudnik.