La OMS calcula que para el año 2030 los accidentes de tránsito serán la causa de dos millones de muertes en los países en desarrollo, y alcanzarán al SIDA como causa de fallecimiento.
Los accidentes de tránsito se están convirtiendo en un problema cada vez más grave para los países pobres y en vías de desarrollo. Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado a los gobiernos para tratar este tema.
Según la entidad, si no se hace nada para frenar la tendencia, los muertos anuales en las carreteras ascenderán a dos millones en 2030, y los accidentes de tráfico estarán al nivel de las muertes por SIDA, una de las principales causas de mortalidad en el mundo en desarrollo.
Los siniestros, además, implican un gasto público equivalente “al 2% del PIB de los países desarrollados y hasta el 5% del de los demás“, según Steve Lowson, de la ONG británica Programa de Calificación Internacional de las Carreteras.
La mezcla de infraestructuras inadecuadas, coches viejos, falta de educación vial y leyes adecuadas son las causas de la cantidad de accidentes de tránsito, que está en ascenso. Los países en vías de desarrollo poseen la mitad de los vehículos existentes en el mundo, pero concentran el 80% de los 1,3 millones de muertes por accidentes viarios.
La revista especializada Ward’s calcula que en 2011 había en el mundo 1.000 millones de coches. Según el Banco Mundial, en 2010 en los países en desarrollo había 121 coches por cada 1.000 habitantes, frente a los 620,5 por cada 1.000 habitantes de los países ricos.
En muchos países en desarrollo las ciudades se expanden desordenadamente. Por lo tanto, se construyen carreteras que no incluyen vías peatonales o arcenes para vehículos de dos ruedas. Por tal motivo, la mitad de los fallecidos en accidentes son peatones, ciclistas y motociclistas. “La gente camina por las carreteras. No es raro ver a ciclistas que viajan en sentido contrario al de los coches, y motos diminutas que transportan familias enteras y hasta decenas de gallinas… Los vehículos no tienen faros y las carreteras no están iluminadas. Desplazarse de noche significa arriesgar la vida”, relata María Jesús López López, de la ONG Madre África, que viaja con frecuencia a Etiopía y Burkina Faso.
En Venezuela, el país con mayor siniestralidad de América, mueren anualmente por accidentes de tránsito 37 personas por cada 100.000 habitantes. Los datos mejoran en Chile y Argentina, donde esa tasa se reduce a 12. “Pero son los únicos dos países, junto con Colombia, que tienen una agencia para la seguridad vial autónoma y con su propio presupuesto”, afirma Jeanne Picard, presidenta de la Federación Iberoamericana de Asociaciones de Víctimas contra la Violencia Vial.