Antes era un fenómeno silenciado, ahora es denunciado. En la Provincia hay 46 casos tratados por especialistas.
Es una acción en la que chicos en edad escolar se aprovechan de la debilidad de otros mediante burlas, golpes o acoso, en un hostigamiento permanente que suele dejar serias secuelas en la víctima. Y si bien ese tipo de actitudes se ha repetido en distintas épocas, en los últimos tiempos el fenómeno pareciera alcanzar una mayor magnitud, ya visualizado internacionalmente con el término de “bullying”.
Es un fenómeno que generalmente no se denuncia y queda en la complicidad de los agresores y el sufrido silencio de las víctimas. Sin embargo, solamente en el último año, un total de 46 casos de acoso escolar fueron tratados en la Provincia por los especialistas de la Secretaría de Niñez y Adolescencia bonaerense tras la presentación de denuncias formales. Se trata de 21 chicas y 25 varones, todos jóvenes menores de 18 años, cuyos casos fueron abordados por los servicios locales o zonales de 17 municipios, de acuerdo con un trabajo elaborado por el Registro Estadístico Unificado de Niñez y Adolescencia.
El informe precisa que 15 casos fueron por presentación espontánea de la víctima o sus familiares; 11 por instituciones educativas; 10 por la Justicia y 7 por organismos de Seguridad, en tanto que Salud, el Consejo de Niñez porteño y el Registro Nacional de Chicos Extraviados, presentaron un caso cada uno. “Si bien son pocos los casos registrados comparados con otras causas, como el maltrato intrafamiliar -señaló el secretario de Niñez y Adolescencia, Pablo Navarro-, también es cierto que las situaciones de acoso o de violencia escolar no son denunciadas y muchas veces los niños o sus padres no piden ayuda profesional”.
CÓMO ACTUAR
En este marco, las autoridades consideran “fundamental” que los chicos o sus referentes adultos, como familiares y docentes, puedan alertar sobre estas situaciones y, si no hallan soluciones, pidan ayuda profesional. Para esos casos, existe desde el año 2012 una “Guía de Orientación para la intervención en situaciones conflictivas y de vulneración de derechos en el escenario escolar”, un protocolo para que los docentes sepan cómo actuar. La guía, que fue elaborada por la Subsecretaría de Promoción de los Derechos del Niño, la cartera educativa y otras dependencias oficiales, sostiene que “el hostigamiento supone el padecimiento, por parte de uno o más miembros estigmatizados de la comunidad escolar, de formas de agresión sostenidas en el tiempo. Esto puede darse dentro del ámbito escolar o fuera, y también muchas veces a través de las redes sociales”. Frente a eso, las recomendaciones para los equipos de orientación escolar apuntan a entrevistar a los padres o responsables de todos los involucrados en el conflicto y, en base a cada caso, acordar una estrategia de intervención que puede incluir el pedido de asistencia al sistema de promoción y protección de derechos de la provincia, que funcionan en más de 120 municipios, mientras que padres o allegados pueden también comunicarse a la línea telefónica gratuita en el número 102.
“Hay que tener en cuenta que el bullying -explicó la licenciada en Educación Julia Zafra, docente de la Dirección Provincial de Planificación de la Secretaría de Niñez- no es una agresión cualquiera en el ámbito escolar, sino que representa el hostigamiento y la violencia sostenida en el tiempo, y requiere de una complejidad relacional entre un niño o adolescente que no puede controlar sus niveles de agresividad y su capacidad de percibir al otro como sujeto de derecho, y una víctima con cierto grado de vulnerabilidad”.