Una muerte que empañó el entusiasmo de Dilma Rousseff

La novena víctima en los trabajos de construcción de obras para el Mundial y nuevos estallidos populares ensombrecen la visita de la presidenta al campo emblemático en São Paulo. Las muertes en las obras siembran dudas sobre la seguridad.

Dilma-con-obrerosLo que empezó siendo un día pensado por el Gobierno brasileño para inyectar ánimo en la opinión pública, acabó transformándose en otro jarro de agua fría para Dilma Rousseff, a poco más de un mes del inicio del Mundial y en plena carrera electoral. El optimismo de la visita de la presidenta este jueves al estadio que será la sede de apertura de la Copa, en São Paulo, el Arena Corinthians, quedó empañado por la muerte de otro obrero y por las protestas de distintos movimientos sociales a favor de más y mejores viviendas y contra los gastos de la competición.
Antes de la llegada de la presidenta a la capital paulista, cientos de integrantes de distintos movimientos sociales invadieron las sedes de tres grandes constructoras de la ciudad: Odebrecht, Andrade Gutierrez y OAS, todas encargadas de obras de infraestructura para el Mundial. Levantaron pancartas y carteles a la entrada de los edificios, rodeados por un gran despliegue de seguridad. Las principales reivindicaciones de los manifestantes, en su mayoría del Movimiento de los Trabajadores sin Techo (MTST) y de los Sin Tierra (MST), eran a favor de la construcción de viviendas populares y contra los gastos excesivos de la Copa, en detrimento de la asignación de recursos a fines y zonas más necesitadas. En una de las puertas de Odebrecht, por ejemplo, una pancarta rezaba: “Copa de las Tropas y los Contratistas” (en portugués, “tropas” significa lo mismo que en español, pero también se aplica a los colonizadores).
Los actos ocasionaron un caos circulatorio en la ya de por sí congestionada metrópoli brasileña, que obligó a que el equipo del gobernador del Estado encajara en la agenda de Rousseff un encuentro con cinco representantes de los manifestantes. En unos 20 minutos, la presidenta aclaró a los activistas que las reivindicaciones se encaminarían a programas de vivienda del Gobierno federal y que el Ministerio correspondiente asumiría la situación. “Las reivindicaciones se presentaron de forma pacífica”, resumió después el alcalde de São Paulo, Fernando Haddad, también del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), presente en el encuentro.
A menos de un kilómetro del mismísimo estadio de apertura del Mundial, en el barrio de Itaquera, por ejemplo, hay una comunidad compuesta por 300 familias que esperan viviendas sociales. Las obras de mejora vial en el entorno del Arena Corinthians, conocido popularmente como Itaquerão, han acabado creando un islote de riqueza en medio de una de las áreas más pobres de la ciudad. El barrio queda en la zona este de São Paulo, donde vive el 37% de la población de la capital paulista, la segunda más densa de la ciudad. El área tiene unas 300 favelas y registra la renta familiar más pequeña de todo São Paulo.
Dilma visitó las obras del entorno de Itaquerão, similares a las de un anillo vial, y en las que, según el alcalde de São Paulo, no se permitirá la entrada de vehículos desde la semana que viene. También visitó el estadio, pero optó por no hablar con la prensa. Rousseff entró en el campo y habló con varios trabajadores ante la atenta mirada de decenas de periodistas, brasileños y extranjeros, que se agolpaban en uno de los laterales del recinto. Mientras, Haddad llegó a añadir, incluso, que para la presidenta las obras de Itaquera serán uno de los grandes legados del Mundial.

Muerte en Cuiabá

El jueves, sin embargo, no había hecho más que empezar y acabó mal. Muhammad’Ali Maciel Afonso, de 32 años, se convirtió en la novena víctima registrada en las obras de construcción de los estadios desde que Brasil fue elegido sede del torneo en 2007. El trabajador, que estaba asignado al área de equipamientos de tecnología, información y comunicación del estadio de Pantanal, en Cuiabá, que albergará cuatro juegos de la primera fase del Mundial, resultó electrocutado por razones que aún se desconocen. La policía investiga las causas del incidente.
Cuatro trabajadores en Manaus, tres en São Paulo y uno en Brasilia, ya habían perdido la vida en los fastos de preparación del campeonato. Con la muerte de Cuiabá, nada menos que un tercio de los 12 estadios que participarán en el torneo ya tienen un triste trofeo de víctimas mortales. El alto índice de fallecimientos está causando polémica por la aceleración de las obras a medida que la Copa se aproxima, lo que muchos señalan como causa de los siniestros, mientras los recintos están lejos de estar listos.
Brasil acabó el 2013 con seis estadios sin concluir. Aún faltan, además del Arena Corinthians y del Pantanal, la Baixada (en el Estado de Paraná, en el sur) y Beira-Rio (Porto Alegre, también en el sur). De todos ellos, el Arena Corinthians es el caso más apremiante, ya que acogerá el 12 de junio la apertura del Mundial que disputarán Brasil y Croacia. El Baixada, por su parte, espera este viernes la visita de Rousseff.
El accidente en Cuiabá ayudó a enfriar el entusiasmo pre Mundial, un día después de que el entrenador brasileño Luiz Felipe Scolari anunciara a los 23 jugadores que representarán a la selección en el torneo. En Itaquerão, apenas se sintió ese calor, después de que un coche adornado con los colores brasileños hiciera sonar el claxon a la salida de los periodistas.