Un análisis presentado en ASCO demuestra que la obesidad eleva en un 34% el riesgo de muerte en mujeres premenopáusicas con cáncer de mama hormono dependiente.
En el abordaje del cáncer, el estado físico del paciente juega un papel importante al momento de sobrellevar los efectos de los tratamientos. En el marco del congreso de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) que se celebró esta semana en Chicago (EE UU), se abordó el impacto de la obesidad como una causa principal del cáncer y como factor de riesgo en el cuidado de los pacientes. Y es que la obesidad se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar muchos de los tumores más comunes como el de mama, colon y próstata. En el transcurso del encuentro, se presentó un análisis realizado entre más de 80.000 mujeres con cáncer de mama que demuestra que la obesidad aumenta en un 34% la mortalidad por cáncer o en tumores hormonodependientes en mujeres pre y perimenopáusicas. Esta asociación no es significativa en féminas postmenopáusicas o en tumores de mama que no son hormonodependientes. Evitar, por tanto, el sobrepeso, debería ser una recomendación en mujeres con cáncer de mama localizado y, en especial, pre menopáusicas, según los autores del estudio.
Evolución
En este contexto, la Dra. Yolanda Escobar, del servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, señala: “la obesidad puede tener influencia en la evolución de los cánceres que sean hormonodependientes y, en concreto, estrógenodependientes, porque hay una relación entre la grasa y la síntesis de los estrógenos“. Esta misma opinión la comparte la Dra. Mónica Jorge, oncóloga médica del Hospital de Vigo, quien añade: “en la mayor parte de los cánceres, sobre todo en los de digestivo, uno de los factores de riesgo es la obesidad“.
Para conocer cómo influye el exceso de peso en los pacientes oncológicos, el Dr. Jesús García-Foncillas, jefe de Oncología de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, explica que “cuando hay obesidad se produce una serie de cambios metabólicos que conllevan la activación o cambios en la regulación de unas hormonas como la insulina. Las células tumorales tienen receptores para factores de crecimiento que se asemejan a la insulina, lo que significa que cuando hay una alteración en este equilibrio podemos estar poniendo en marcha mecanismos de activación de la célula tumoral que si hay un normopeso no suele estar alterado”. Dado que las dosis que se emplean en el tratamiento contra la enfermedad, “se administran en función de la superficie corporal, es decir, que están calculadas según el índice de masa corporal (IMC) del paciente. Por tanto, ahora mismo hay un debate sobre de qué forma y de qué manera se deben determinar la dosis más adecuada en pacientes oncológicos con un cierto grado de obesidad de cara a buscar el maximizar la eficacia y minimizar, por tanto, los efectos secundarios“. Hay que tener en cuenta, según Jorge, que “la distribución de los fármacos en estos pacientes no es la misma porque si tienen mucha grasa, se deposita más ahí y el metabolismo es diferente“.
Otro aspecto relevante se halla en los procesos inflamatorios asociados a la obesidad y es que, según García-Foncillas, “la inflamación conlleva la producción de una serie de sustancias que son, a su vez, capaces de inducir al tumor o cambiar su entorno. Todo ese conjunto de situaciones hace que, sobre todo en situaciones donde esa obesidad llega a lo que clásicamente conocemos como patología de obesidad mórbida, pueda tener más derivaciones y consecuencias en todo el contexto del perfil y del comportamiento biológico del cáncer“. Esta situación complica, según Escobar, el tratamiento, porque “a veces no pueden entrar en los estudios clínicos, no reciben la terapia a dosis plenas y si, además, presentan alguna patología asociada a la obesidad como cardiovascular, renal o diabetes descompensada, todo se vuelve más difícil“.
Post terapia
Hay tumores que conllevan una pérdida importante de peso. “En el caso de los cánceres de cabeza y cuello es muy frecuente que adelgacen un porcentaje importante de kilos. En este caso, los obesos se quedan no obesos y los que no tenían un exceso importante de peso se quedan muy delgados durante el tratamiento“, advierte Escobar. Sin embargo, los expertos coinciden en que durante la terapia oncológica no se debe exigir a los pacientes que pierdan peso. “No es el momento porque a veces les cuesta, incluso, ingerir lo básico“, recuerda Escobar.