El éxodo de niños y jóvenes hacia Estados Unidos aumentó en los últimos meses debido a la crisis económica e inseguridad en Honduras, donde los gobernantes poco o nada hacen para retenerlos, sino que son vistos como potenciales generadores de remesas.
“La desfachatez con que el gobierno ha actuado frente a esta ignominiosa irresponsabilidad es pasmosa, ya que no toma las medidas adecuadas para superar esta tragedia”, dijo el analista Víctor Manuel Ramos, catedrático en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Según datos procedentes de Estados Unidos, desde el 1 de octubre de 2013 al 31 de mayo de 2014 fueron identificados 47.017 menores migrantes no acompañados que ingresaron clandestinamente a ese país con procedencia de Honduras, Guatemala y El Salvador, y se teme que esa cifra se eleve a 90.000 en los próximos cuatro meses. Otros organismos señalaron que del 1 de enero al 31 de mayo de este año, 34.611 menores de edad no acompañados intentaron ingresar sin documentos a territorio estadounidense, de esa cantidad 13.282 son de Honduras, 11.479 de Guatemala y 9.850 de El Salvador.
Por parte de Honduras, una comisión encabezada por la esposa del presidente Juan Orlando Hernández, Ana García, viajará a Estados Unidos, para tratar de localizar a 13.000 niños y adolescentes hondureños que están en albergues tras haber ingresado de forma ilegal a ese país.
Y en la reunión que el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, sostuvo el viernes con los presidentes de Guatemala, Otto Pérez, y de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, y el ministro general de Honduras, Jorge Ramón Hernández, el gobierno hondureño planteó la necesidad de que Estados Unidos no deporte a los niños, sino que permita que se reúnan con sus familiares. El ministro Hernández dijo que se debe seguir una política fundamentada en la “reunificación familiar, por cuanto los niños y adolescentes no sólo deben ser enviados a sus países de origen, sino que debe analizarse la posibilidades que pueden tener de reunirse con sus padres en Estados Unidos”. La Arquidiócesis de Tegucigalpa, a través de un comunicado, hizo un llamado a los gobiernos de la región centroamericana a actuar en conjunto, para que el tema de los niños migrantes sea tratado “dentro del marco de la justicia, de la ley y del derecho a tener familia, casa, hogar, padre y madre”. “Lastimosamente, nuestros países están viviendo un éxodo hacia otros países, no solamente por la problemática social o económica de nuestros pequeños pueblos y naciones, sino que huyendo del crimen organizado o del reclutamiento del que son víctimas los niños y los jóvenes para acciones ilícitas”, indicó. “Primero se fueron los adultos que no encontraban trabajo y oportunidades, dispuestos a arriesgarlo todo con tal de no morirse de hambre. Ahora se van los niños, golpeados por otro azote infernal, atormentados por una desolación que tiene su origen en el tráfico de estupefacientes al mercado del norte de nuestro continente”, señaló el comunicado. La organización no gubernamental humanitaria Visión Mundial advirtió en Honduras que “el número de menores no acompañados en la frontera con Estados Unidos sigue en aumento sin que haya sistemas de protección de la niñez más sólidos”. “La violencia, la pobreza y la separación de la familia empuja a niños y niñas a huir hacia los Estados Unidos”, según Visión Mundial, que cataloga como una “creciente crisis humanitaria que se extiende desde los Estados Unidos hasta Centroamérica”.
Lamentó que recientemente “el gobierno de Honduras, que tiene la más alta tasa de homicidios a nivel mundial, cerró inesperadamente su agencia de protección de la niñez debido a una disfunción y a irregularidades extremas; eliminando así un componente crucial de la red de seguridad social para niños y niñas vulnerables”. El presidente Juan Orlando Hernández dijo que su aspiración es que el gobierno de Estados Unidos permita que los niños que han llegado ilegalmente a Estados Unidos y cuyos padres viven en ese país, puedan encontrarse y quedarse con ellos. Hernández, quien tiene una semana de estar en Brasil acompañando a la Selección hondureña en el Mundial, sostiene que “muchos de estos niños son desplazados de guerra, que se van huyendo por el temor al conflicto (narcotráfico) que se ha generado en Centroamérica en tres o cuatro países de la región”, agregó. “Es importante recordar que un factor que origina este problema, es la falta de presencia efectiva de Estados Unidos en la lucha contra la delincuencia”, recalcó