“Tenemos que dejar la docencia para ser mamás”

Karina es una docente de Mar del Plata. Esta mañana en el aire de la 99.9, contó las experiencias que vive a diario en los colegios donde trabaja. “Hay muchas que queremos trabajar, pero no nos sentimos apoyadas por el sistema, que es un triturador de carne. No nos sentimos apoyadas por las familias de los chicos tampoco”, explicó.

educacion-docenteLa educación está atravesando un momento delicado desde todo punto de vista. Además del deterioro en cuanto a infraestructura, hay otro quizás menos visible pero igual de preocupante.
Esta mañana en la 99.9, brindó su testimonio Karina, una docente de escuelas provinciales en Mar del Plata, que contó cómo vive día a día con los niños. “Hace 10 años que soy docente en Mar del Plata. Es muy intenso para el docente que quiere trabajar, que está de acuerdo con lo que hace. Hay muchas que queremos trabajar, pero no nos sentimos apoyadas por el sistema que es un triturador de carne. No nos sentimos apoyadas por las familias de los chicos tampoco”, indicó.
Si bien tratan de aportar aquello que falta en la casa, Karina advirtió que es un período muy corto el que comparten con los chicos durante el día: “lo único que tienen estos chicos de referencia somos nosotros, una persona que les trata de transmitir un poco de cultura, la señora que les hace la comida al mediodía, el señor que les acerca la factura para la copa de leche; pero son solo 4 horas. La magia se termina y se vuelve a andar por el camino anterior”.
El problema es social y profundo, y surge de la falta de educación en las casas, que después es muy difícil compensar en la escuela. “Tengo un camino transcurrido, y no en un sistema lindo o un barrio lindo, pero con una familia constituida y formada en la cultura del trabajo. Eso transmite otros valores, como respetar un horario, aceptar reglas, aceptar un jefe que impone reglas, tengo que saber saludar, vestirme y aceptar. Hoy parece que nadie puede aceptar una orden. No les podemos gritar, no los podemos tocar; solo tenemos la palabra, y medida”, explicó Karina.
“Lo que tenemos que ver como sociedad es cómo lo resolvemos. No hablo de ningún partido político, de ninguna persona en particular, pero sé que ninguno de los que va a venir nos va a traer un cambio en la educación”, agregó, refiriéndose a los políticos.
Los docentes deben lidiar cada día con un vocabulario poco adecuado y expresiones que no son las correctas. Para ello, también tratan de trabajar desde lo profesional: “el día a día se lleva haciendo catarsis con las compañeras, acudiendo al gabinete psicopedagógico, buscando las herramientas didácticas para captarle la atención al chico, hablándole con cariño, diciéndole que eso no es así y también diciéndole que hay otro camino”.
A veces, se terminan confundiendo los roles, y ahí es donde todo pierde el sentido: “tenemos que dejar la docencia para pasar a ser mamás, el único referente adulto que encuentran”.
Pardójicamente, esta situación termina afectando a los hijos de los docentes, que saben que el sistema público no es lo mejor: “lamentablemente, tuve que elegir una escuela privada para enviar a mi hija”. Y ese reverso de las cosas genera mucha tristeza: “con mucha desazón veo al Intendente mandando a sus hijas al mismo colegio que yo mando a la mía. Mi sueldo es igual al que tienen los empleados de comercio, y tengo que trabajar en 7 escuelas”.