Con las armas de las que hoy disponen los médicos, dentro de 15 años la transmisión del VIH podría ser un fenómeno esporádico.
Esta alentadora afirmación se desprende del nuevo informe de la Agencia de las Naciones Unidas para el VIH-sida (Onusida), que se dio a conocer ayer en Ginebra. Asegura que se puede controlar la epidemia hacia 2030.
Es más que una expresión de deseos: está sustentada en cifras globales que dan lugar al optimismo. Según el balance del organismo internacional, en la última década se redujeron más de 35% el número de muertes y 38% las nuevas infecciones por el virus.
Incluso, aunque todavía no se cuenta con recursos como para erradicarlo definitivamente, las estrategias para alcanzar esa meta se conocen. Están basadas en la visión de un experto argentino, el doctor Julio Montaner. Como director del Centro de Excelencia de la Columbia Británica para el VIH/sida, en Canadá, Montaner tuvo un papel protagónico en el descubrimiento del tratamiento combinado con antirretrovirales de alta efectividad (que en 2011 fue elegido por la revista Science como el avance del año).
Además, después consiguió cortar drásticamente la transmisión del VIH y el desarrollo del sida.
Lo hizo ampliando el testeo del virus, y asegurando el acceso precoz y gratuito a la medicación .
“Esto es la culminación de un proceso muy largo en el que la experiencia de la British Columbia y Vancouver ha sido fundamental para impulsar la idea de que aplicando las estrategias de que disponemos de forma más focalizada y agresiva podríamos ver la transformación de una epidemia pandémica en un fenómeno esporádico -dice desde Canadá Montaner, que acaba de ser nombrado por la ONU “consejero especial” para desarrollar la estrategia que permita cambiar la progresión del sida en el mundo-. La propuesta es totalmente consistente con lo que venimos haciendo aquí, donde hemos utilizado el tratamiento como eje fundamental de una campaña de prevención que permitió eliminar la transmisión de la madre al niño, bajar la mortalidad de pacientes infectados con VIH y reducir en más de dos tercios las nuevas infecciones (con una disminución de más de 95% en usuarios de drogas endovenosas). La materia que todavía tenemos pendiente es hacer llegar estos beneficios a hombres que tienen sexo con hombres y a la población indígena. Y no es porque la estrategia no funciona desde el punto de vista biológico, sino por aislamiento, discriminación y otros problemas sociales que padecen estas comunidades, que impiden su acceso al sistema de salud de forma controlada.”
Pero no todas son buenas noticias. Aunque la administración precoz de la terapia antirretroviral llega a reducir en más de un 95% el riesgo de transmisión, como de las 35 millones de personas que viven con VIH en el mundo, hay 19 millones que todavía desconocen su condición, cada minuto una mujer joven contrae el VIH y el año pasado se infectaron 2,1 millones de personas (entre las cuales más de 300.000 eran menores de 15 años). En la Argentina, se calcula que 110.000 individuos viven con VIH y sólo 70.000 están diagnosticados. Hay entre 5000 y 5500 nuevos casos anuales, una cifra que no desciende, entre otras cosas, por el aumento en el testeo.
“Claramente, la administración precoz de la terapia marcó un antes y un después -dice el doctor Omar Sued,director de investigaciones clínicas de la Fundación Huésped-. Si la persona toma bien la medicación, a los pocos meses ya no tiene virus en la sangre y baja un 96% su posibilidad de transmitirlo.”
Según todas las evidencias, aunque la carga viral sea indetectable, el VIH queda dormido, pero no desaparece. Se recluye en ciertos reservorios (como los linfocitos T [células del sistema inmune], los ganglios y el tejido intestinal) y puede reaparecer después de un prolongado período de latencia.
El informe de Onusida destaca que la Argentina es el país de la región con mayor cobertura contra el VIH gracias a una ley que obliga al Estado y a las obras sociales a proveer gratuitamente la medicación.
“Producto de un esfuerzo de larga data, tenemos una curva de descenso de la mortalidad desde 1997 -dice Sued- y provisión de medicamentos para el 100% de los pacientes. El problema es que tenemos una tasa de personas seropositivas que no lo saben más alta que los países desarrollados (30%, comparado con 20% en los Estados Unidos, y alrededor del 10% en Cuba). Eso hace que muchos sean diagnosticados cuando ya están enfermos.”
Para el doctor Carlos Falistocco, director del Programa de Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual del Ministerio de Salud de la Nación y presidente del Grupo de Cooperación Técnica en VIH/sida de los países de América latina, las metas son extremadamente ambiciosas. “Implican que para 2030 el 90% de las personas con VIH estarán diagnosticadas, el 90% de ellas estarán bajo control y el 90% de éstas estarán en tratamiento efectivo.”
Para lograrlo, dice Falistocco, el Ministerio está implementando campañas más agresivas para incentivar la realización del análisis para detectar el VIH (la última tenía como lema “Elegí saber”), aumentando la provisión de tests rápidos, que tardan 20 minutos para dar el resultado, y ofreciendo recomendaciones y capacitación para los médicos generalistas. “Corremos el riesgo de llegar cuando ya es tarde -dice Falistocco-. El 20% de los nuevos diagnósticos se hacen en mayores de cincuenta. Hay que sacar al sida del consultorio de los infectólogos. El análisis debería ser ofrecido en cualquier consulta.”
Según las directivas de la Organización Mundial de la Salud, todos deberíamos hacernos el test por lo menos una vez en la vida. “El examen es gratuito por ley en todos los hospitales y las obras sociales, pero la mayoría de los médicos casi no lo piden -subraya Sued-. Con las mujeres está bastante solucionado, porque integra la rutina de análisis del embarazo. Pero los que tienen conductas de riesgo, como parejas simultáneas o relaciones sexuales sin preservativo, sería ideal que se hicieran una prueba cada seis meses o una vez por año.”
“Tenemos que incrementar nuestras estrategias de acceso masivo al test, para de esa manera conectar rápidamente a los pacientes con el sistema de salud -coincide el doctor Marcelo Losso, jefe del servicio de Infectología del hospital Ramos Mejía-. La disponibilidad de tests rápidos representa un gran avance. En nuestro hospital lo ofrecemos de lunes a viernes, de 8.30 a 18, con acceso a consejería y resultados en 20 minutos. Se puede pedir turno por mail a secretaria@hivramos.org.ar o por el 4931-5252 o 4127-0276.”
Este domingo, Montaner expondrá los hitos que habrá que recorrer en el camino para cambiar el rostro del sida en la conferencia internacional que se celebra en Melbourne, Australia. Aunque aclara que no puede dar detalles, anticipa que la base consiste en “testear a todos y darles el cuidado que corresponde”.
“A mí me gustaría que la Argentina fuera la primera jurisdicción que abrace la nueva política de las Naciones Unidas -confiesa-. Hay que normalizar el testeo para que todo argentino, a partir del 1° de diciembre, sepa su estado de VIH. El 99% va a ser negativo, pero a los poquitos restantes que den positivo necesitamos poder ofrecerles el tratamiento de inmediato.”