El número de infecciones se dispara en homosexuales, transexuales y prostitutas. El acceso a los antivirales contra el VIH ha subido un 77% en tres años.
La lucha contra el VIH en América Latina se encuentra estancada después de muchos años de progreso. Entre 2005 y 2013, el número de nuevas infecciones solo ha descendido un 3%, en contraste con la caída del 28% en todo el mundo, según el informe The Gap Report de la agencia de las Naciones Unidas Onusida. Se estima que 10 personas contraen el virus cada hora en la región, donde hay 1,6 millones de habitantes con VIH según los últimos datos de 2013, lo que representa el 4,5% del total de afectados en el mundo (35 millones). Las cifras, no obstante, varían en cada país: en Brasil, donde vive la mitad de los afectados de la región, el número de nuevas infecciones ha subido un 11%, en México ha bajado un 39% y en Argentina ha permanecido igual.
La principal pauta común en la región es que se han disparado los casos en colectivos discriminados y que tienen más dificultades para acceder a programas de prevención y tratamiento: trabajadores del sexo, transexuales, mujeres víctimas de violencia doméstica y, sobre todo, los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres. , sostiene por teléfono Luiz Loures, director ejecutivo adjunto de Onusida y uno de los coordinadores del informe presentado el miércoles.
Loures hace hincapié en que el descenso en Latinoamérica es menor que en África o en Asia. Más del 80% de los ciudadanos con VIH en la región viven en seis países: Brasil (47%), México (11%), Colombia (9%), Venezuela (7%), Argentina (5%) y Perú (4%). Además, el 60% de los afectados son hombres, incluyendo los homosexuales y heterosexuales.
Por otra parte, la agencia de la ONU reconoce los avances que ha habido en la región en los últimos años. América Latina posee una alta cobertura antiviral y se estima que un 46% de los ciudadanos con VIH tienen acceso a estos tratamientos, sobre todo en países como Brasil, México y Chile, lo que ayudó a estabilizar las nuevas transmisiones y a disminuir en un 31% las muertes relacionadas con el sida, aunque también hay diferencias por países. “Llegamos a un punto de inflexión en el que ya no bajamos de manera considerable las nuevas transmisiones. Hemos intensificado el tratamiento, pero hemos bajado la guardia en la prevención”, sostiene César Núñez, director de la Onusida para América Latina.
El nuevo desafío para superar dicho estancamiento es, según asegura el director, apostar más por las políticas de prevención, que estén en particular dirigidas a los grupos sociales históricamente discriminados.
El informe revela que hubo un aumento de nuevas infecciones de VIH entre los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres y los transexuales en todos los países de América Latina. Entre el 10% y el 30% de los ciudadanos de esos colectivos viven con el virus. “Estos grupos muchas veces se sienten marginados y no se animan a acercarse a centros de salud para informarse, prevenirse o tratarse. Hay manifestaciones de rechazo muy fuertes hacia ellos que muchas veces vienen de los propios trabajadores de la salud”, explica Núñez.
El informe también se refiere a otros grupos que son estigmatizados, como mujeres víctimas de violencia machista —obligadas a practicar sexo sin preservativos, por ejemplo— y los trabajadores del sexo. Son poblaciones que pueden llegar a ser apartados de las actividades familiares y sociales, según apunta el informe, y que tampoco se animan a buscar prevención o tratamiento.
El estudio de la ONU también revela que una tercera parte de las nuevas infecciones se producen en jóvenes de entre 15 y 14 años, que no vivieron el boom de la epidemia en los años ochenta y se descuidan. “Hay que renovar el mensaje, dirigirnos también a ellos. Son los agentes del cambio y tienen que ser nuestros aliados en la lucha contra el VIH”, subraya Núñez. “Latinoamérica podría estar ahora mismo erradicando el virus. Sin embargo, hay un riesgo de que todo lo que se ha invertido se pierda”, finaliza Loures.