Los agresores serían “trapitos” que fueron a recriminarle algo. Le pegaron patadas, lo golpearon y terminó tirado en la vereda.
Ayer a la tarde, y como lo hace todos los días, un muchacho se ganaba unos pesos lavando una Citroën Berlingo estacionada en 48, 7 y 8. Por algún inconveniente previo que por ahora se desconoce, un grupo de tres jóvenes (serían trapitos) fue a increpar a otro y lo golpeó con ferocidad: lo dejaron con convulsiones y tirado en un cantero.
Ocurrió hacia las 18, cuando a la víctima se le aparecieron tres sujetos que primero le gritaron y después no le dieron posibilidad de atajarse. “Te portaste re mal con los pibes”, le recriminaban, un segundo antes de comenzar a darle trompadas y tumbarlo al piso.
Allí, la paliza fue peor. Hubo testigos que vieron a uno de los agresores con un skate en la mano, que usaron para golpear varias veces la cabeza de la víctima. También le aplicaron patadas por todo el cuerpo. Al final, le volcaron encima el balde con agua enjabonada.
“No se pudo ni defender. El es un chico tranquilo, lo vemos siempre en la cuadra desde hace alrededor de un mes. Nosotras no podíamos hacer nada cuando veíamos cómo le pegaban”, lamentó entre lágrimas una de las empleadas de un local de accesorios femeninos.
Fue esa testigo más otros comerciantes de la cuadra quienes intentaron ahuyentar a los agresores a los gritos, sin ningún éxito. Ante la consulta de EL DIA, contaron que la mayoría de los golpes que sufrió la víctima fueron en la nuca. Aparentemente no habrían estado armados, aunque el joven herido entre alaridos: “me tiraron algo”.
Hubo quejas hacia la Policía porque “demoraron diez minutos”. “Ni siquiera los salieron a buscar cuando les dijimos para dónde se habían ido”, protestaron en la bijouterie, señalando hacia calle 8. El cuadro con el que se toparon los agentes fue el del joven tirado en un cantero vacío, temblando por las convulsiones que le provocó la paliza, y una ronda de testigos que apenas entendía lo que había pasado.
Hasta desde los balcones de la mano de enfrente se asoman varias curiosos. Al cabo de poco más de 10 minutos llegó la ambulancia que atendió al herido. Al parecer su estado había mejorado, porque el mismo muchacho pudo ponerse de pie y caminar ensangrentado hasta la camilla.
La investigación
La Policía se volcó a investigar el episodio y, tal como suele ocurrir, atribuyeron el conflicto a “problemas anteriores entre ellos”. Uno de los compañeros del herido, que lo apañaron para que pudiera dedicarse a lavar autos en esa cuadra, admitió que tampoco sabía qué era lo habían ido a buscar los agresores ni por qué lo atacaron.
Después de lo que dijeron los testigos, y de acuerdo a los primeros datos que obtuvieron, los policías dedicados al caso estimaban que los agresores suelen frecuentar la explanada del Teatro Argentino. Del herido aún hay dudas de su edad exacta.