La filosofa Diana Cohen Agrest se refirió esta mañana en la 99.9 a la inseguridad en nuestro país y la falta de compromiso de la sociedad ante las reiteradas muertes. “Hay que tomar conciencia que la víctima es cualquiera de nosotros, el victimario no distingue”, remarcó.
La inseguridad en nuestro país sigue siendo un tema delicado que tiene distintos abordajes y que sigue contando con expresiones que generan demasiada discusión cuando el problema de fondo sigue latente.
Las palabras del ministro Sergio Berni sobre los colombianos que habían sido detenidos relacionados con el tráfico de drogas, terminó tomándose casi como una cuestión de discriminación corriendo definitivamente el eje de atención.
Esta mañana, se refirió al tema la filósofa Diana Cohen Agrest en la 99.9 y opinó que “Berni dice lo que la mayor parte de la gente piensa. Marca la grieta entre el poder político y la sociedad, él es una intersección porque ejerce un cargo político y siembra una sospecha en estos tiempos donde puede haber candidaturas políticas”. Luego abundó: “en gran medida estoy de acuerdo con la gran mayoría de lo que dice, pero tiene un pecado de origen porque él mismo dice que responde a la Presidenta de la Nación. El problema no es la nacionalidad, sino que el problema es el delito”.
Para terminar con estas cuestiones y que las nacionalidades no sean interpretadas como la razón de la delincuencia, lo que pidió es que finalmente se organice el sistema migratorio y así se pueda controlar mejor: “hay muchos colombianos trabajando, peruanos también y muchos de Latinoamérica. En el imaginario colectivo se confunde todo. Si se hiciera un registro serio y se expulsara a quienes están delinquiendo o no tienen trabajo, se evitaría la criminalización injusta. Así el país podría crecer, pero creo que es parte del sistema perverso donde el mal incluso se hace mal”.
Hoy además de la nacionalidad, aparece la pobreza queriendo ser instalada como otro de los puntos relacionados directamente con la delincuencia, pero Cohen Agrest aclaró que “generalmente la víctima y el victimario corresponden a la misma capa social, la diferencia es que el victimario entró en el negocio de la droga y la víctima es un chico que está llevando empanadas en un delivery. Eso pasa en la mayoría de los casos aunque los que salen a la luz son los casos donde intervienen víctimas de clases medias o altas”.
En estos casos es donde la sociedad no toma la notoriedad que debería tener ante la posibilidad latente de que la víctima pueda ser cualquiera de nosotros. “Tenemos una falta de responsabilidad como sociedad, no salimos a la calle a reclamar, estamos muy aletargados. Hay que tomar conciencia que la víctima es cualquiera de nosotros, el victimario no distingue”, remarcó.
Para este función, también aclaró que es fundamental la labor que llevan adelante los medios. “Menos mal que están los medios porque gracias a ello está saliendo todo a la luz, si fuera por los poderes ejecutivo, legislativo y judicial todo esto estaría separado. A la sociedad le falta mucho por hacer”, finalizó.