Morir en la lucha por controlar el ébola

La asociación de trabajadores sanitarios de Liberia denuncia a ABC la crítica situación en la que se encuentra el colectivo.

trabajadores-cruz-roja«Nuestra situación es deplorable». En el último medio año, George Poe Williams no se cansa de repetir su tonadilla. Y con 78 compañeros enterrados, no hay afonía que pueda con él.
Williams es el secretario general de la asociación de trabajadores sanitarios de Liberia (Nahwal). Un grupo humano que se asoma en los últimos meses al abismo. Desde que en marzo pasado la epidemia de ébola iniciada en Guinea se ampliara a Liberia, 164 miembros de este colectivo han sido infectados por el virus (15 en la última semana), con 78 muertes.
«Da miedo ser un trabajador sanitario estos días en Liberia (…) El equipamiento es insuficiente», reconoce Williams en conversación con ABC.
Según el Atlas de la Sanidad Mundial, publicado recientemente por la OMS, en Liberia, el número de médicos por cada 10.000 habitantes es de 0.1 (en España, de 37). Y eso, teniendo en cuenta que estas cifras son un promedio entre 2006 y 2013. Por ejemplo, antes de que se desatara la epidemia, el número de galenos liberianos apenas era de 250, para una población cercana a los cuatro millones. En virtud de la crisis, el propio ministro de Defensa del país africano, Brownie Samukai, reconocía que el brote de ébola ya «amenaza la existencia nacional» de Liberia.
«El salario de los sanitarios en la región es muy bajo, además, nuestras familias no reciben ninguna compensación cuando uno de nosotros es víctima de la enfermedad. Eso provoca que aquellos que se encuentran en primera línea del brote estén desmotivados», reconoce el propio secretario de general de la Nahwal.

Huelgas y encierros en Sierra Leona

La miseria sanitaria, eso sí, no se limita a Liberia. Esta semana, al menos ocho personas perdían la vida a causa de un ataque perpetrado contra un equipo que estaba intentando informar a los habitantes sobre el ébola en una localidad del sureste de Guinea, país donde se inició el foco a comienzos de diciembre pasado.
De igual modo, el viernes, Sierra Leona iniciaba un «confinamiento» o «encierro forzado» de 72 horas decretado por el Gobierno para aislar los casos de ébola y permitir al personal sanitario su detección. Conforme a esta medida (ampliamente criticada por las organizaciones humanitarias) todos los ciudadanos de Sierra Leona deberán permanecer en sus vivienda sin poder salir.
En este sentido, el decreto camina de forma paralela a la huelga iniciada por trabajadores del centro sanitario de Kenema, al este del país y una de las localidades más afectadas por el brote. ¿El motivo? El impago de sus salarios por parte del Ejecutivo de Freetown. Y no será por su falta de dedicación: Solo en este centro, al menos 30 trabajadores han contraído la enfermedad.
«Debemos seguir luchando», reitera lacónicamente Williams sobre la conveniencia o no de una huelga en estos momentos tan críticos.
Desde el inicio de la crisis se han registrado 5.357 casos de ébola (700 solo en una semana), con 2.630 muertes en cinco Estados diferentes del oeste de África: Guinea, Liberia, Sierra Leona, Nigeria y Senegal.
Y sin trabajadores sanitarios, estas cifras continuarán su progresión mortal.