Una medida del BCRA ha impactado de lleno en los grupos exportadores y los obliga a vender en los próximos 15 días millones de dólares que mantenían desde 2011.
Bruce Lee, el célebre cultor de las artes marciales, solía decir que hay que buscar el equilibrio en el movimiento y no en la quietud. Aunque no es fanático de sus películas, Juan Carlos Fábrega, el titular del Banco Central, se lo toma en serio. La preocupación es doble y la dosis diaria de autonomía apenas le alcanza para no sucumbir a los embates del ministro Kicillof: el dólar blue aparenta no tener techo al haber superado los $ 15 en cuestión de horas y la cotización del dólar oficial permanece en estado catatónico, como si en las calles no se desplazara una feroz inflación que todo lo corrompe. Sin embargo, ambos comportamientos están a punto de cambiar.
El dato que pondrá puntos suspensivos en la espiral suba del blue, al menos en el corto plazo, es éste: más allá de la decisión de la Cámara de Apelación de Nueva York, que podría liberar una parte del pago de la deuda argentina y bajar tensiones, en las mesas de dinero de los principales bancos de la City porteña señalan que esperan un aluvión de dólares desde el próximo lunes provocado por una eficaz y sorpresiva norma del Banco Central, que desde hace unas horas, emplaza a exportadores a ponerse al día en todas las operaciones atrasadas que deban liquidar bajo la amenaza de que, si no lo hacen, se les pagará la cotización más baja por cada dólar vendido, en la línea de tiempo que va desde la fecha de vencimiento original de la operación y el momento de venta de las divisas.
Hay otro dato: como se verá más adelante en la nota, según las pautas dadas a conocer por una normativa del BCRA, octubre podría ser el mes de la devaluación del dólar oficial, al menos, de una fuerte tendencia alcista, lo que impactará en el dólar ahorro, los importadores y el turismo.
El baldazo de agua fría vendría de la mano entonces de los grandes exportadores, los mismos que son señalados por el Gobierno como especuladores y cómplices del desajuste cambiario.
Según datos que se registran en las distintas mesas de dinero, desde 2011, existen grupos exportadores que utilizaron la legislación a su favor y retuvieron una parte importante de los dólares fruto de las ventas al exterior. ¿Cómo pudieron hacerlo? Según las fuentes, resultaba un inmejorable negocio pagar la multa por liquidar esos dólares fuera de término, que vendérselos en el momento fijado por la reglamentación al Banco Central. Se estima que en lugar de los u$s 240 millones promedio que se venden en el mercado por semana, esta medida podría quintuplicar esa cifra hasta fines de septiembre.
Sin embargo, la lectura que, casi al descuido, deja liberada el Central es que, como la fecha límite para vender esos dólares atrasados y no sufrir el castigo de una cotización demasiado baja tiene su deadline a fines de septiembre, en el mercado creen que será recién a partir de octubre que el BCRA moverá en forma más acelerada la devaluación oficial, ya que de otra forma estaría premiando a los mismos que pretende castigar.
Por ejemplo, si un exportador debía liquidar en el mercado único de cambios una operación cuyo vencimiento operó a mediados de 2012 de u$s 100 millones y decidiera hacerlo recién en los primeros días de octubre, en lugar de tomarle el dólar a $ 8,42 (menos retenciones y multa), el Gobierno terminaría pagándole un dólar a $ 4,52. Si la esperada devaluación del dólar oficial tuviera lugar en los próximos 15 días, los u$s 2000 millones que espera cosechar la entidad serían recompensados con un tipo de cambio más alto.
En la City piensan que esta medida le dará aire a Fábrega, pero que la escalada del blue volverá a generar inquietud en las próximas semanas. Creen que el swap de monedas con China apenas aportará unos u$s 700 millones y que los desembolsos del Banco Mundial por u$s 1.200 millones no serán inmediatos. Descartada la emisión de YPF en dólares, la pregunta que subyace es si la flamante Ley de Abastecimiento será la llave que llevará al agro a liquidar los u$s 10.000 millones que obtendrían de las 27 millones de toneladas de poroto de soja aún sin vender. En el agro también existe la certeza de que la búsqueda del equilibrio es vital: pero a diferencia de Fábrega, prefieren la quietud de la Constitución Nacional al avasallante intervencionismo del Estado.