Fuentes militares confirman el deceso de un terrorista que había «estado actuando o posando en varios vídeos como el fallecido Abubakar Shekau»
Nueva vuelta de tuerca a las siete vidas de Abubakar Shekau, líder de Boko Haram. En un curioso golpe de efecto antes el creciente avance de la milicia islamista al noreste del país, el Ejército de Nigeria ha confirmado este miércoles la muerte de su caudillo.
El anuncio no obstante, es más que enrevesado. El portavoz de Defensa, Chris Olukolade, aseguró que un terrorista identificado con el nombre de guerra de Mohammed Bashir había fallecido durante un enfrentamiento con fuerzas marciales la pasada semana. Bashir, según el responsable del Ejército nigeriano, había «estado actuando o posando en varios vídeos como el fallecido Abubakar Shekau (ahí la confirmación oficial), el excéntrico personaje conocido como líder del grupo». Sin embargo, no quiso detallar cuándo se produjo el deceso del propio Shekau.
Precisamente, en los últimos días, corría como la pólvora en los foros islamistas la imagen de un presunto terrorista, con rasgos ciertamente similares a Shekau, y que habría fallecido durante un enfrentamiento con el Ejército camerunés el pasado miércoles.
«Cada vez resulta más creíble que quien representaba a Shekau en los vídeos del grupo ha muerto en un ataque en Konduga (en la frontera entre Nigeria y Camerún)», destacaban entonces fuentes camerunesas. Como ahora, el planteamiento de «quien representaba a Shekau» reflejaba la dificultad del proceso identificativo.
Ya en agosto de 2013, el Ejército nigeriano aseguraba que el yihadista fue herido de forma mortal durante un ataque de las Fuerzas Armadas a una base insurgente en Sambisa, al noreste del país. Entonces, el líder islamista había viajado a Amitchide, una comunidad fronteriza de Camerún, para ser tratado de sus lesiones. Sin embargo, la cura sería en vano, y presuntamente falleció entre el 25 de julio y el 3 de agosto del pasado año.
De igual modo, el teniente coronel Sagir Musa, portavoz marcial, señalaba que los recientes vídeos propagandísticos emitidos por Boko Haram donde aparecía Shekau fueron «dramatizados por un impostor para engañar a los miembros de la secta y que continuaran con su lucha». Verdad o ficción, la posible muerte de Shekau sería el segundo vacío de poder del grupo desde su fundación.
En 2002, ante la crisis económica que asolaba el norte del país (de mayoría musulmana), cerca de 200 estudiantes de clase alta decidieron establecerse, junto al líder religioso Mohamed Yusuf, en un campamento cercano a la frontera con Níger.
El nombre de esta comuna -Afganistán- dejaba pocas dudas sobre las intenciones del grupo: establecer un Gobierno islamista en la región.
Aunque fue curiosamente la muerte de su líder lo que radicalizó al grupo. El 30 de julio de 2009, Yusuf fallecía en un enfrentamiento con las fuerzas armadas tras intentar escapar después de haber sido detenido momentos antes. Durante esos días, al menos 186 personas perdieron la vida en la ola de violencia causada por su captura.
Avance islamista
El anuncio del posible deceso de Shekau se produce, además, cuando el avance de la milicia parecía imparable.
A finales de agosto, el grupo radical anunciaba la creación de un califato islámico en Gwoza, localidad del estado de Borno, al noreste de Nigeria, en una claro guiño hacia la extensión de su yihad global.
«Gracias a Alá, nuestros hermanos han conseguido la victoria en Gwoza, que es ahora parte del califato islámico», aseguraba Shekau en una grabación difundida a los medios.
«A menos que se tomen medidas urgentes, Nigeria se enfrenta a una rápida pérdida de largas áreas de su territorio, que recuerda a los avances relámpago de Estado Islámico en Irak», denunciaba un reciente estudio del Nigeria Security Network. Para el panel de expertos, en el que se encuentran, entre otros, John Campbell, ex embajador estadounidense en el país africano, Boko Haram se está preparando para iniciar un asedio a la capital del estado de Borno, Maiduguri.
«Si Maiduguri cae, será una victoria simbólica y estratégica sin precedentes hasta ahora en el conflicto», reconocen los expertos.