Están al tope de un estudio de “ahorristas infantiles”, a pesar de ser los que menos plata reciben. Los que más guardan son los de clase media. El objetivo: ropa, zapatillas, videojuegos y juguetes.
En Argentina, miles de chicos reciben dinero habitualmente para sus necesidades cotidianas o como regalo. Una parte la gastan al instante en “gustitos” como golosinas y bebidas. Pero otro tanto lo van juntando en billeteras, frascos o alcancías para sus proyectos. Y lo hacen con tanta paciencia y dedicación que son los mayores “ahorristas” infantiles de América Latina.
Entre los argentinos de 6 a 11 años, el 61% acostumbra a guardar dinero y tiene reservas que promedian los $ 185,60. El monto puede parecer pequeño, pero para ellos implica un gran esfuerzo porque es más de 12 veces la suma que les dan cada semana. Lo atesorado por sus pares chilenos, en cambio, multiplica por 9,5 sus ingresos. Y en México, Colombia, Brasil y Venezuela, los niños sólo guardan de 3 a 7 veces lo que se les da.
Los datos surgen del estudio internacional Kiddo’s 2014, que en Argentina encuestó a 1.200 chicos de los principales centros urbanos, representativos de toda la población, junto con sus padres. La investigación, a la que Clarín accedió en exclusiva, muestra que el “fanatismo por el chanchito” es grande entre los chicos, que se da por igual en varones y mujeres, y que se acrecienta con la edad.
También revela que la mayor proporción de “pequeños ahorristas” se encuentra en las familias de clase media. Aunque, si se miran los montos, los que viven en hogares acomodados tienen guardado el doble que los de nivel medio y 167% más que los más pobres. Cada ciudad, además, parece tener su cultura: mientras que en Rosario cada chico tenía $ 269 guardados, en Buenos Aires el promedio era de $ 182 y en Mendoza, de $ 124.
“En estas edades el ahorro es algo individual, pero también se socializa: entre amigos se comentan el objetivo y cuánto tienen ahorrado. Y a nivel familiar no es extraño que los niños les presten dinero a los adultos, que luego les devuelven montos mayores”, explica el informe hecho por la firma Markwald, La Madrid y Asociados.
¿Para qué ahorran los chicos argentinos? A los expertos les llama la atención que 1 de cada 3 guarda dinero, y montos importantes, sin tener bien claro para qué: lo hacen porque creen que es importante o hasta como un juego. De nuevo, la marca es muy alta para la región.
El resto llena sus alcancías con objetos de deseo concretos en la mira: ropa y calzado, juguetes y videojuegos, dispositivos tecnológicos y viajes. Según la encuesta, son ambiciosos, y cada vez más. Sólo el 10% ahorra para metas inmediatas, como golosinas, salidas y figuritas. Hoy los que apuntan a proyectos medianos o grandes son el 55%. En 2010 eran el 40%.
“Los chicos, cuando ahorran para una consola, un celular o una bicicleta, no suelen llegar a comprarlas por sí mismos. Es más bien una demostración hacia los padres de que lo desean mucho y de que están dispuestos a esforzarse para conseguirlo. Así, en general, llegado cierto punto, los padres u otros adultos terminan ayudándolos”, explica la socióloga Mónica La Madrid, al frente de la consultora.
El informe destaca que los chicos argentinos tienen el nivel de ahorro más alto de la región, pese a que su ingreso mensual ($ 65) es el más bajo relevado, medido en dólares. Y a que su poder de compra –también el menor en el estudio– viene perdiendo en los últimos años contra a inflación.
De todos modos, aunque sus ingresos habituales sean bajos, algo salva a los chicos argentinos: la costumbre de regalarles dinero para fechas especiales. Estos obsequios, a veces mal vistos por los padres, llegan en su mayoría de tíos y abuelos “malcriadores”. Aunque también, cada vez más, amigos y compañeros están llegando a las fiestas de cumpleaños con billetes en un sobre, en vez de juguetes.
Según el informe, a principios de este siglo, los chicos que ahorraban eran sólo el 46%. Pero, tras la crisis de 2001 y 2002, el hábito se hizo mayoritario. “La conducta -afirmó La Madrid- resurgió entre los padres frente la crisis, se transmitió con fuerza a los hijos y quedó firme. Hoy, para ellos, el ahorro es muy importante”.