Lo indica un relevamiento oficial en escuelas porteñas. La proyección nacional es que unos 2 millones de chicos se llevarán alguna materia. Matemática y Lengua, las más difíciles.
El viernes 5 de diciembre será el último día de clases en las escuelas secundarias, pero según un relevamiento oficial en escuelas poteñas al que tuvo acceso Clarín, menos del 40% de los alumnos terminarán ese día su ciclo lectivo. Al resto le quedarán materias sin aprobar, que deberán rendir en diciembre o febrero. Matemática y Lengua son históricamente las “más difíciles”, pero en estos años se sumaron otras, como Biología o Historia.
Aunque el tercer trimestre aún no terminó, las proyecciones indican que alrededor de 2 millones de estudiantes secundarios en todo el país (más de la mitad) llegarán al último día de clases con alguna materia desaprobada. Cerca del 12% repite el año; para los que se llevan muchas materias sube el riesgo de repetición y abandono.
Así lo reconoce Germán Gómez, profesor de Historia en la Escuela N° 1 de Villa Adelina. Entre el 50% y 60% de los alumnos se llevan su materia. Gómez señala que “muchas veces los alumnos se despreocupan y no se presentan en diciembre ni en febrero, y apuestan todo a la última instancia, que muchas veces no aprueban. Se confían porque está instalado que si es la última materia para pasar, te aprueban de onda, y no notan que el objetivo de las mesas es asentar lo trabajado durante el año. Incluso el mensaje que está establecido sobre las mesas es que no son instancias de estudio, sino de preparar un examen en el que no importa el contenido del año, sino las 3 o 4 preguntas que se toman en la mesa”.
“Hay materias que tradicionalmente han sido consideradas terribles e imposibles: Lengua y Literatura y Matemática. Pero en la actualidad se suman unas más, como Biología, Física e Historia”, describe a Clarín Mariel Córdoba, profesora de Lengua y Literatura en los colegios Patrocinio de San José y San Román de Belgrano. Para Córdoba, estas asignaturas “plantean más dificultades para su desarrollo y exigen más tiempo de calentar la silla. Aquellas que requieren mayor tiempo de atención y estudio en casa son las que encuentran mayores fracasos”.
Los resultados hablan por sí mismos. Por ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires, el año pasado solo el 36,5% de los alumnos habían aprobado todas las materias el último día de clases. En diciembre aprobó el 16,2% y en marzo se sumó otro 18,6%. El 25,6% restante no fue promovido. En la Ciudad entienden que el ciclo lectivo ahora es “de marzo a marzo”: el calendario escolar indica que el período de apoyo de 2014 “finaliza el día anterior al inicio de ciclo lectivo 2015”.
Para solucionar los problemas de la secundaria, los especialistas subrayan que hacen falta cambios de fondo (ver Eran la minoría…). Axel Rivas, investigador de CIPPEC, propone: “¿Por qué no pensar en una escuela secundaria superior (últimos tres años) no graduada, con un cuerpo básico de 4 materias centrales y varios créditos obligatorios y optativos donde cada alumno vaya a su ritmo? Algo más parecido a la universidad, donde no exista la repitencia ni la idea de grupo único de pares, pero sí un grupo de referencia en las materias básicas”. Según Rivas, “es absurdo que un alumno que aprobó 8 materias, se lleve 3 y tenga que repetir las 8. Es una invitación al abandono”.
Desde el Instituto de Formación Docente N° 55 de Escobar, el profesor Daniel Cormick afirma que no hay que poner el foco en los plazos de aprobación sino en los aprendizajes. Para Cormick, lo más grave es que “muchos alumnos egresan de la secundaria sin competencias elementales como lectura comprensiva, capacidad de producir textos coherentes, dominio de operaciones matemáticas o nociones de ciencias naturales”.