Un año por definición electoral con todo el condimento que ello implica. Hay una fuerte presión judicial desde Comodoro Py sobre el Gobierno nacional, lo que incluye a la presidenta Cristina Fernández y genera a diario fuertes títulos e interpretaciones en una sociedad que en los discursos dice estar harta de la corrupción. En los papeles, parecería, porque en el día a día hay elementos que permiten asumir que la corrupción de los que gobiernan expresa la corrupción de los que no tienen la oportunidad de ser corruptos, en un sistema que parece diseñado para ello.
La labilidad en el control de las cuentas fiscales es por definición un dato central de la vida pública. Hoy, frente a la batería de elementos tecnológicos con que se cuenta, las rendiciones llevan años, y los trucos para disfrazar las mismas están a la orden del día. Lejos del universo cotidiano que los medios capitalinos le dispensan a la Presidenta, sus ministros y secretarios, una reciente publicación puso al gobernador Daniel Scioli en la picota por unas horas. La editorial Perfil publicó imágenes del avión en que Scioli se trasladó a Estados Unidos, más precisamente a Miami, para asistir a una reunión con el ex presidente Bill Clinton.
La publicación se detuvo en la contratación del avión en cuestión (vuelo privado) y los detalles de su propietario, vinculado a una investigación que involucra al ex secretario de Transportes Ricardo Jaime, además de cuánto se pagó por el vuelo, si se hizo o no concurso de precios, su equivalencia a viajar en avión de línea, etc.
Despierta la suspicacia que a un editorialista tan hábil como Jorge Fontevecchia se le haya pasado por alto la pregunta más obvia: cuánto percibió la fundación que preside Clinton por el encuentro con Scioli, foto incluida. Es bien sabido que estos ex presidentes hacen de su presencia un negocio de relaciones públicas muy fructífero. No debería ser complejo saberlo, toda vez que estas fundaciones deben declarar siempre el origen de sus fondos y son auditadas técnicamente y muy controladas políticamente. Bill Clinton ha ganado 65 millones de dólares (53 millones de euros) por sus conferencias en foros nacionales e internacionales desde que dejó la Casa Blanca en 2001, según cálculos basados en el informe de ingresos de su esposa, Hillary Clinton, secretaria de Estado. De acuerdo con el informe sobre la situación económica de la familia difundido por Hillary Clinton, su esposo ingresó el año pasado 7.5 millones de dólares por participar en 36 conferencias, mientras que en 2008 ganó 5,7 millones por 25 actos a los que acudió como orador. La razón de este importante aumento es que Bill Clinton dedicó en 2008 seis meses a apoyar la campaña de su esposa para hacerse con la candidatura demócrata para las elecciones que ganó su correligionario demócrata Barack Obama.
Teniendo en cuenta estos números, es imprescindible saber cuánto se pagó por el apretón de manos entre Scioli y Clinton, y pedir datos sobre el origen de los fondos usados para ello.