La Dra. Silvia Chevel se encarga de coordinar el programa de damnificados por la tragedia de Cromañón que tiene el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y esta mañana, en la 99.9, brindó su testimonio sobre el importante trabajo de campo que realiza. Además, a 10 años del hecho, reclamó medidas de orden nacional para los sobrevivientes.
A 10 años de la tragedia de Cromañón, hay personas que sobrevivieron a esa noche y deben afrontar diariamente los recuerdos constantes de un hecho traumático. Algunos de ellos, reciben la asistencia de un programa especial que tiene el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que coordina la Dra. Silvia Chevel.
Esta mañana, en la 99.9, la especialista en medicina clínica, contó que “lamentablemente no son la totalidad de los sobrevivientes de Cromañón los que son ayudados por el Gobierno de la Ciudad. Son menos de los que deberían ser”.
El trabajo que desde hace una década llevan adelante, los transforma en testigos directos de lo que un hecho de estas proporciones genera: “tenemos dos grandes poblaciones, los sobrevivientes que estuvieron dentro del boliche y lograron salir con vida y los papás de fallecidos y familiares directos. Puede estar como común denominador el duelo, en muchos casos ha transcurrido de manera patológica porque no se resolvió el duelo en el tiempo hasta el punto de terminar con la vida de algunos familiares”, ejemplificó la Dra. Chevel.
Si bien hay distintos niveles de afectación de aquella noche en cada persona, todas necesitan continuar de por vida con un control para evitar daños más graves. “Hay algunas patologías que tenemos que seguir durante el resto de la vida de los sobrevivientes. A 10 años, les tenemos que decir con claridad que si hay sobrevivientes en Mar del Plata que hasta la fecha tenga síntomas, debe recibir atención médica de por vida”, indicó Chevel apuntando hacia las personas de nuestra ciudad que estuvieron en Cromañón en 2005.
Para tratar a los sobrevivientes es necesario el contacto cercano porque las reacciones pueden ser muy disímiles entre sí ante el mismo hecho. “El duelo patológico se da por muchas razones, personales y ambientales. La pérdida de un hijo es la peor que puede sufrir un ser humano. De acuerdo a las características de cada persona, es la reacción ante hechos de este tipo”, explicó.
Hoy realmente trabajan con un grupo grande de personas pero que no abarcan el total e incluso aquellos que están incluidos en el programa, no siempre pueden hacer de forma completa un tratamiento: “el programa de salud del gobierno de la Ciudad tiene bajo asistencia a 700 personas, algunas de ellas son primarias y otras son secundarias. Tienen atención con un médico de cabecera y las interconsultas. Algunos no concurren por razones de distancia o disponibilidad de horario, no es tan fácil el acceso del paciente a su atención”, agregó Silvia Chevel.
Tantos años de contacto con sobrevivientes la convierten en una persona autorizada para reclamar algo que parece lógico. Desde su experiencia en un verdadero “laboratorio del dolor”, reclamó por medidas nacionales al respecto: “es interesante establecer medidas de orden nacional y no hacer cosas de modo artesanal, como las llamo yo, teniendo que llamar para articular la atención. Es imperativa la articulación oficial entre todas las instancias nacionales de atención, esto es algo a largo plazo”.
Cuando reclama por una organización nacional, no está hablando sólo de tragedias de esta índole, sino poder asistir a todas las personas que pasan por situaciones traumáticas. “Es un antes y un después en la vida de las personas y hay que acompañarlos para que puedan tener la mejor calidad de vida posible. No es menos importante una tragedia personal que le suceda a una persona en la Quiaca, entra dentro de lo que llamamos eventos traumáticos y por eso es importante tener un programa nacional”, finalizó.