Un millón de dólares para los que consigan “hackear el código de la vida”

Una compañía de inversiones premiará las investigacines que logren prolongar el envejecimiento y llevar la esperanza de vida a 120 años.

ancianosLa empresa inversora Palo Alto, de Silicon Valley, California, presentó el “Premio de la longevidad”, el cual otorgará un millón de dólares para aquellos científicos que logren “hackear el código de la vida” con el fin de luchar contra el envejecimiento y extender la esperanza de vida más allá de los 120 años.
Según el director de la empresa, Joon Yun, el concurso científico es un incentivo para fomentar las innovaciones que demuestren avances contra el paso del tiempo biológico. El premio está dividido en dos categorías, por lo que se destinarán 500 mil dólares a la investigación que ahonde en el equilibrio de las condiciones internas del individuo mediante la restauración de la capacidad homeostática del cuerpo (se refiere entre otras funciones a la adaptación frente a alteraciones o cambios del entorno). En este caso, deberán mantener la juventud en los animales con los que experimenten y evitar los problemas de salud asociados al envejecimiento.
La otra categoría incluirá a los equipos que logren aumentar en un 50% la vida del animal. Sin embargo, para algunos científicos, el concurso posee algunas falencias; por ejemplo, la dificultad de que los logros obtenidos en animales de laboratorio puedan tener el mismo efecto luego en humanos.
La empresa inversora financiará el 100% de los costos de investigación y desarrollo y la publicación del trabajo, como así también la reproducción de los resultados de los, hasta el momento, 15 equipos participantes. Los interesados tienen tiempo hasta el mes de junio para inscribirse.
“La buena salud añade vida a los años” fue el lema de la OMS en el Día Mundial de la Salud 2012. Según el organismo internacional, el grupo etario de crecimiento más rápido es la población mundial de 60 años o más. En ese grupo, las afecciones y enfermedades contra las que hay tratamiento suelen ser desatendidas o consideradas como una “consecuencia normal” del envejecimiento. Sin embargo, el tabú y temor frente a la muerte acompaña a la historia de la humanidad, al igual que las investigaciones para mejorar la salud, prevenir enfermedades y, en consecuencia, prolongar la vida.
Los expertos en genética de distintas partes del mundo también se encuentran en la carrera de encontrar la fuente de la juventud; en este caso, el gen que la produce y mantiene. En 2005, la historia de Brooke Greenberg, una joven de 12 años que no medía más de 70 centímetros, estremeció a los investigadores, que la catalogaron como “la fuente de la eterna juventud”.
En 2013, un equipo de investigadores del Colegio de Medicina Albert Einstein de la Universidad de Yeshiva, en Nueva York, presentó un trabajo en el que aseguraban que los organismos podrían reprogramarse para que envejecieran un 20% más lento. En aquella oportunidad, los científicos destacaron que la “fuente de envejecimiento” del cuerpo podría ser la región del hipotálamo, estructura del tamaño de una almendra, situada en el cerebro.
Según las primeras conclusiones del estudio, publicado en la edición digital de la revista Nature, el hipotálamo de los ratones controla el envejecimiento en todo el cuerpo, lo que permitiría nuevas estrategias para combatir las enfermedades de la vejez y alargar la vida.
Según diferentes investigaciones, en los países desarrollados la esperanza de vida ha aumentado de los 47 años en 1900 a alrededor de los 80 en la actualidad, en gran parte debido a los avances en la curación de enfermedades, la producción de vacunas y las mejoras medioambientales.
Sin embargo, dicha extensión biológica devino también en la aparición de patologías crónicas relacionadas con la edad, como la enfermedad cardíaca, el cáncer, el accidente cerebrovascular o el Alzheimer.
El psiquiatra y psicoanalista Enrique Rozitchner, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina y especialista en psicogeriatría explicó que “en la mayoría de los casos, los estudios que buscan lograr la longevidad, lo hacen partiendo de la base de que la vejez es una enfermedad. Sin embargo, se trata de un grave prejuicio de una posición biologicista, ya que la vejez no es más que parte del proceso de la vida. Incluso puede identificarse cierta negación ante la realidad de la muerte, como si intentaran descubrir el gen de la inmortalidad.” El especialista, autor del libro La vejez no pensada, también aseguró que la mayoría de sus pacientes tienden a sufrir depresiones vinculadas al temor a la vejez, “muchos dejan de vivir para comenzar a morirse en vida”.

Los 75, ¿la mejor edad para morir?
“La mejor edad para morir son los 75 años”, aseguró sin anestesia Ezekiel Emanuel, oncólogo y director del Departamento de Bioética Clínica del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos. La declaración fue publicada en septiembre de 2014 en la revista The Atlantic Magazine. En la entrevista que le hicieron, el experto desplegó varios argumentos sobre por qué la vida no debería prolongarse mucho más. Uno de ellos fue que “en la vejez, la calidad de vida es bastante baja y las capacidades mentales empeoran demasiado”. Además, destacó que, desde un punto de vista emocional, una vida longeva se convierte en una carga para las generaciones futuras. Al respecto, agregó que los recuerdos deben permanecer buenos y felices para los hijos, e interpeló: “¿Cómo queremos permanecer en la memoria de nuestros hijos y nietos?”
El científico confesó también que al cumplir los 75 años, no acudirá a la eutanasia, pero que cambiará su actitud hacia el cuidado de la salud por completo, y subrayó: “No voy a esforzarme en prolongar mi vida.”