El transporte depende cada vez más de los subsidios para funcionar

El régimen de subsidios al transporte, después de más de una década de aplicación, necesita cada vez más dinero para mantener funcionando el transporte.

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Aquello que empezó en 2002 se ha convertido en un enorme y complejo sistema que cada vez necesita más dinero para funcionar. A poco más de 12 años de haberse implementado, el régimen de subsidios al transporte necesita cada vez más dinero para mantener el esquema de ayuda estatal.
En 2014, la cuenta habrá llegado, según previsiones oficiales, a 44.000 millones de pesos, lo que significa alrededor de 121 millones de pesos por cada día del año pasado. La suma, que no incluye las transferencias para gastos de capital (lo que el sector invierte), contiene todos los pagos que se hicieron para sostener el sistema de colectivos de corta, media y larga distancia, los ferrocarriles, parte del transporte fluvial y la estatizada Aerolíneas Argentinas.
Los colectivos y ómnibus se llevan gran parte del paquete, ya que la dependencia que tiene este servicio público del dinero fiscal cada vez se hace más importante. El año pasado, de acuerdo con números provisionales que dan vuelta por los escritorios del Ministerio del Interior y Transporte, los colectivos urbanos sólo recaudaron aproximadamente el 35% de lo que necesitan para mantener el servicio. Es decir, el restante 65% se cubrió con subsidios.
Desde las oficinas del ministro Florencio Randazzo hace años que intentan reducir esa proporción. Cuando se inició el descongelamiento de las tarifas, hace dos años, la idea de los colaboradores del pre- candidato presidencial era llevar esa ecuación a 50% de subsidios y 50% de recaudación propia.
Pero los costos subieron y la proporción cedió. Para este año la situación está peor. Hubo un incipiente intento de aumentar las tarifas. Las cuentas que hicieron los técnicos del ministerio daban que con un aumento salarial de entre 30 y 35% para los choferes, los subsidios deberían subir alrededor de 1000 millones de pesos adicionales por mes. Es decir, de los actuales 2500 millones de pesos que pesa el cheque con el que se subsidia a los colectivos mes tras mes se pasaría a otro de 3500 millones de pesos.
Sin embargo, la iniciativa no prosperó. Por ahora, consideran cerca de Randazzo, no habrá suba del boleto por lo que habrá que esperar cada vez más gasto fiscal. De acuerdo con datos oficiales, los colectivos que circulan por el Área Metropolitana deberían tener una tarifa de $ 9 por boleto para no depender del subsidio. Por ahora, el ingreso promedio por pasajero es de 2,80 pesos.
En 2014 hubo que cambiar las previsiones oficiales. Sucede que a principio del año pasado se esperaba que el sistema de colectivos tuviera más pasajeros que los que finalmente tuvo. Hay varias razones que llevaron a que se corten menos boletos. La primera tiene que ver con una menor actividad, mientras que la segunda se debe a la mejora de algunos ramales ferroviarios que torcieron las preferencias de la gente a la hora de transportarse.
Los ferrocarriles se llevan la otra gran porción de subsidios. Según las previsiones oficiales, para sostener el sistema se necesitaron alrededor de 22.000 millones de pesos. Sin embargo, no todo ese dinero provino de subsidios: alrededor de 10.500 millones de pesos se destinaron a inversión, ya que figuran como “transferencias de capital”.
Finalmente, la otra gran parte de los subsidios terminan en las arcas de Aerolíneas Argentinas y Austral. De acuerdo con datos de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), en los primeros 11 meses del año pasado, el grupo de empresas que dirige Mariano Recalde recibió alrededor de 3421 millones de pesos. El monto significaba 91% del total de lo presupuestado a inicios de año y un aumento de 23% respecto del año anterior. Pero en el Ministerio del Interior y Transporte estiman algo más. De acuerdo con datos oficiales, Aerolíneas podría haber terminado el año con una necesidad de fondos cercana a los $ 5000 millones.
Actualmente, los gastos de transporte implican el 5,12% del total de gastos de la Administración Pública Nacional (APN) y el 1,52% del Producto Bruto Interno. En 2005, cuando se aceleraron las transferencias, el peso del gasto en transporte era de 2,83% del gasto de la APN.