Preocupación por los delincuentes que utilizan armas de guerra

Asaltantes utilizan fusiles de ejércitos extranjeros; preocupación de las autoridades.

Fusil-Automático-LivianoUno de los mayores temores que tenían los encargados de seguridad nacionales y de varias provincias parece haberse convertido en realidad: la aparición de armas de guerra en manos de delincuentes comunes. El Fusil Automático Liviano (FAL) forma parte, desde hace años, del armamento de grandes bandas, organizadas alrededor de golpes importantes como robos a bancos, blindados o piratería del asfalto. Pero las carabinas tácticas empezaron a irrumpir en delitos más cotidianos, como las entraderas. Hubo varios casos en el conurbano que provocaron alarma.
Hace pocos días el Grupo Halcón, de la policía bonaerense, tuvo que intervenir ante un pequeño grupo de asaltantes que interceptó una camioneta y robó en la casa del conductor. Dos de los delincuentes estaban armados con fusiles tácticos M4, calibre 5.56, el arma que reemplazó al M16 en el ejército de los Estados Unidos.
“Hay que ver el origen, cómo los consiguieron, lo mismo que las municiones”, dijo el comisario general Hugo Matzkin, jefe de la fuerza de seguridad provincial, tras ese operativo en la localidad de Pablo Podestá.
En esa misma zona del partido de Tres de Febrero ocurrió en enero otro incidente con armas de guerra. Una madre con 13 hijos murió cuando recibió un disparo de FAL. Estaba en la calle cuando dos bandas definieron sus diferencias con un tiroteo. Ése es uno de los problemas centrales al introducirse armamento militar en las calles. Las armas automáticas aumentan la cantidad de muertes en todo lugar donde aparecen. Están los ejemplos de México, de Colombia, de Brasil, en especial en Río de Janeiro.
“En la década del 90 se estableció una verdadera guerra. Río era una ciudad partida, la zona sur, con índices de criminalidad europeos, y otros lugares tomados como zona de guerra. Y como en toda guerra [las bandas] comenzaron a buscar mejores armas para imponerse a la otra facción. Así entraron los fusiles automáticos.
La policía también se convirtió en una fuerza guerrera; no importaba la seguridad pública, sino combatir”, fue la explicación que dio a mediados del año pasado el secretario de Seguridad de Río de Janeiro, José Benincá Beltrame, cuando fue invitado a Buenos Aires por la Fundación Concordia, encabezada por el intendente de San Miguel, Joaquín de la Torre.
Muchos jefes comunales escucharon a Beltrame asegurar que los fusiles -muchos de ellos argentinos- provocaron un salto en la tasa de homicidios hasta casi 50 cada cien mil habitantes. Desde que se hicieron las operaciones en las favelas para recuperar ese armamento esa tasa cayó a 24.
Jueces y fiscales federales escucharon la misma explicación, pero en la voz del coronel Robson Rodríguez Da Silva, jefe del Estado Mayor Administrativo de la Policía Militar de Río de Janeiro, en agosto pasado, cuando el ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, organizó un seminario en la Legislatura porteña. El gobierno nacional también conoció esos antecedentes en los varios intercambios de información entre la Secretaría de Seguridad de Río de Janeiro y el Ministerio de Seguridad.

EN ACCIÓN

Los fusiles tácticos M4, en sus diferentes versiones, aparecieron al menos en los últimos meses en un robo en una sucursal bancaria en Bernal, en entraderas en la zona norte del conurbano y en secuestros. En noviembre cayó una red de secuestradores que llevaba el rótulo de “La banda del M16” por las características de los fusiles que utilizaban. Tenían su centro base en Villa La Rana, de San Martín.
Los investigadores no dieron aún con el eslabón que abastece de ese armamento. Los robos en el Ejército eran un circuito casi natural de llegada de armas largas a las bandas importantes. El M4 y el M16 forman parte hace pocos años del arsenal de pequeñas unidades especiales del Ejército, pero no se registrarían allí hurtos de esos fusiles.
En las unidades militares sí fueron robados numerosos FAL en los últimos años. De un solo batallón de arsenales, en la localidad santafecina de San Lorenzo, se llevaron 154 fusiles y otros 250 desarmados en 2012. Pero esas armas no aparecieron en las calles argentinas.
De todas maneras el peligro de un mayor poder de fuego en manos de criminales comunes tiene otros antecedentes: en octubre pasado la Aduana secuestro un cargamento de cargadores y munición para el fusil ruso AK47, que se dirigía desde Paraguay a Rosario. Otro M4 fue incautado el año pasado en Villa Gobernador Gálvez.
Por el momento, sólo aparecieron réplicas de AK47, carabinas en calibre 22 largo de venta libre, como la que mostraron unos jóvenes ladrones neuquinos en un video en redes sociales. Algo similar ocurrió con la llamada “Banda del AK47” en la zona oeste del conurbano, que usaba esa réplica, que se compra en armerías locales.