El papa Francisco abogó por que la Iglesia Católica ponga en marcha criterios que favorezcan que las mujeres se sientan protagonistas y no invitadas cuando participen en la vida social y eclesiástica.
Así lo manifestó durante un encuentro en el Vaticano con miembros del Pontificio Consejo de la Cultura, que concluyó este sábado su asamblea plenaria bajo el título “La cultura femenina: igualdad y diferencia”.
“El tema que han elegido es importante, y ya en otras ocasiones me he referido a él y he invitado a profundizar en él. Se trata de estudiar criterios y modalidades nuevas para que las mujeres se sientan, no invitadas, sino plenamente participantes en los ámbitos de la vida social y eclesial. Este es un reto impostergable”, dijo.
Jorge Bergoglio dirigió este mensaje a “los pastores de la comunidad cristiana, pero también a los laicos que participan en la cultura, en la educación, en la economía, en la política, en el mundo laboral, en las familias o en las instituciones religiosas”.
El obispo de Roma alabó que “desde hace algún tiempo se está dejando atrás, al menos en las sociedades occidentales, el modelo de subordinación de la mujer al hombre” y aplaudió que se haya superado al mismo tiempo “el modelo de la mera igualdad, aplicado mecánicamente la igualdad absoluta”.
Ahora, el máximo representante de la Iglesia Católica aseveró que existe un “nuevo paradigma” que es “el de la reciprocidad y de equivalencia en la diferencia”, es decir, aquel que defiende la complementariedad del hombre y de la mujer.
Aún así, agregó Bergoglio, queda trabajo por hacer porque existen todavía “muchas formas de esclavitud, de mercantilización, y de mutilación de los cuerpos de las mujeres” en el mundo.
En este sentido, el papa Francisco hizo un llamamiento general en el que pidió compromiso para “derrotar esta forma de degradación que reduce a las mujeres a un mero objeto de venta en diversos mercados”.
El pontífice argentino concluyó su intervención destacando el papel “insustituible” de la mujer en la familia y abogó porque se potencie “la presencia eficaz de las mujeres en los ámbitos de la esfera pública”, favoreciendo al mismo tiempo que puedan “dedicar atención preferencial y del todo especial en y para la familia”.